Gavin y Amaia Vandelight, Michael, Oiana e Izaskun Zimmermann se juntan en Vitoria desde Estados Unidos y Suiza. Blanca Castillo

Fiestas de Vitoria | La Blanca 2024

«La tradición de vuestras fiestas impresiona»

La Blanca mantiene el tirón entre turistas. Destacan el «respeto» por el folclore y el sentimiento de unión de las cuadrillas

Miércoles, 7 de agosto 2024, 00:26

El único lado negativo que tiene esperar con unas ganas desenfrenadas la semana de La Blanca es que esa misma cuenta atrás también se sucede a la inversa. Vamos, que nos quedan sólo tres días (o todavía tres jornadas enteras, si prefieren optar por el ... optimismo) para disfrutar de las mejores fiestas del Norte. Oye, que el calificativo no se lo ponemos nosotros. Son los resultados de una encuesta realizada a los turistas que nos visitan estos días. Si no se quieren fiar, allá ustedes. Pero háganos caso que no son pocos. Ya en agosto de 2023, el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) registró nada menos que 58.815 entradas, el récord anual con julio sólo por detrás (58.425). Esta vez los agentes importantes de la ciudad (comercios, bares, establecimientos hoteleros...) confían en que la tendencia se mantenga positiva.

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¿Por qué? Pues porque tenemos en Vitoria a los mejores embajadores. Son esos primos, cuñados o amigos que te abren las puertas de su ciudad de par en par para enseñarte lo mejor que tienen. Sí, esos más de 400 actos entre los que se encuentran cosas tan flipantes como el paseíllo, las Goitiberas, los herri kirolak o la Bajada de Celedón. La Subida ya no la airemos tanto porque nos deja algo nostálgicos pensando en los 365 días que deben sucederse para que el aldeano de Zalduondo nos devuelva de nuevo la alegría.

Pero, en fin, centrémonos. Lo que les gusta a todos esos que nos visitan (y da igual que sean españoles o de otros puntos del mundo) es este «sentimiento de comunidad» y el «respeto por la tradición» que se respira aquí. Se refieren a que cada día (hasta el sábado 10) 29 cuadrillas cortan distintas calles para el disfrute de todos, a la par que ayudan a que la ciudad luzca multicolor por sus variados trajes de blusas y neskas que se mueven de sol al sol gracias a la animación de las charangas. En resumidas cuentas, que da gusto pasearse por el centro de la capital alavesa, que cualquier rincón está a rebosar.

La charanga El Jaleo firma en Vitoria con los Biznietos de Celedón «la mejor semana del año» B. C.

De un pueblecito de Segovia de poco más de 3.000 habitantes, Nava de la Asunción, vino el conjunto musical denominado Jaleo, que acompaña a la tropa de Los Biznietos de Celedón. Este acompañamiento formado por Guille Campillo, Daniel Pérez, Javier Gilbaja, Adrián Domínguez, Jorge Santos y Pablo Laguna repite cada vez que puede estos días de farra. De las otras capitales vascas, el único festejo por el que han pasado es la Tamborrada de San Sebastián. «Es diferente, tampoco hay que desmerecerla, pero es verdad que aquí hay una cultura muy arraigada. Y es muy bonito que eso se mantenga. Para nosotros es la semana más esperada del año», apunta Daniel, que se intenta abrir paso entre los Gigantes y Cabezudos para llegar a los bertsos de la Plaza del Machete; esa improvisación de versos que también le pertenece en excusiva a Euskadi.

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«No existe nada igual»

Suena tentador seguirles el ritmo. Pero, mejor escojamos otro escenario. Vale, cuesta saber qué elegir en este extenso programa. ¿Qué es lo que lo que le puede llamar la atención a alguien que no conoce nada, que no ha venido aquí nunca? Iñaki Galdiano acaba por darnos la respuesta. Él se ha traído por primera vez a unos colegas franceses con los que estudió en Barcelona. Soline de Forceville, Ambre Chaumeron y Arthurt Sberten ayer pusieron rumbo a su casa en París y Montpellier, así que lo suyo ha sido más bien una 'Blanquita'.

Embajadores

Los mejores guías son los vitorianos que abren las puertas a los amigos que aún no conocen la farra

Volverán para exprimir (aún) más el tiempo, pero a su 'planning' no le ha faltado detalle. Insisten en que no ha sido ninguna casualidad haber parado aquí. Y, en caso de haber caído en estas fiestas por un golpe de suerte, hubiera sido una «bendición». Que se lo han pasado en grande, nos quieren decir.

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Le cuesta quedarse con algo pero, al final, coinciden en cuatro cosas: «Los pintxos (como los que van a zamparse de tortilla de patata y txistorra), los paseíllos, el Chupinazo y los torneos de pelota vasca. Aunque no sabemos si eso es muy propio de las fiestas», apuntan entre risas. «Si Iñaki nos invita, hemos dicho que otro años nos apuntaremos a a una cuadrilla», confiesa Soline.

El grupo de jóvenes, en una cata de pintxos en El Machete. B. C.

A la hora del vermú elegimos la bajada de las goitiberas, para comprobar si la adrenalina atrae a los foráneos. Damos allí con la familia de Izaskun y nos armamos un buen jaleo de procedencias. Ella se casó con Michael, de Suecia, y vive en Thun (Suiza), mientras que su hermana, también vitoriana, se enamoró de Gavin, un australiano con el que se mudó a Nueva Jersey.

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Favoritos

«¿Con qué nos quedamos? Los pintxos, los paseíllos, el Chupinazo y los torneos de pelota vasca»

Todos (junto a sus hijos) intentan coincidir cada año en estas fechas porque donde viven «no existe nada igual». «Nos gusta la tradición. Como los mayores se mezclan con los más jóvenes... ¡Y vestirnos de neskas, claro!», dice esta amatxu, mientras Gavin bromea con que su actividad favorita son las vaquillas. «Typical spanish thing. Lo sé. Pero es muy diferente a lo que yo conozco», afirma.

Fátima Vera y su hija Tayri, de Canarias. B. C.

Fátima Vera y su hija Tayri, de Canarias, le dieron una sorpresa a su amiga vitoriana Iratxe López. Se conocieron en un viaje en el archipiélago y era todo un deber conocer esta cultura. Sus vacaciones estaban previstas para Bilbao, pero... no está de más desviarse un poco. La visita dura sólo un día. No importa. Hay tiempo para todo. «Estoy impresionada con esta fiesta popular, el folclore que tiene. No me esperaba esta fiesta tan popular, tan bonita. Y el vestuario... Es un espectáculo», expresa Fátima al momento en el que descubre la hornacina de la Virgen Blanca repleta de flores traídas por las cuadrillas. Otra cosa única de Vitoria.

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