Las fiestas de Vitoria también reservan un rincón para la memoria y homenaje a los que ya no están. Los Celedones de Oro celebran cada 6 de agosto su día, una jornada en la que recuerdan a los que ya se fueron, y ayer ... volvieron a ser fieles a su cita. Un año más, la institución, que hunde sus raíces en 1962, celebró un responso y una ofrenda floral en el cementerio de Santa Isabel para evocar a los fallecidos. «Ha sido un recuerdo genérico ya que afortunadamente este año no hemos perdido a ninguno de nuestros miembros», compartía el presidente de la institución, Josemari Vélez de Mendizabal. En el acto también se dedicaron unas palabras a las personas que por enfermedad u otras circunstancias no pudieron estar presentes.
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La tradicional cita en el cementario de Santa Isabel contó con una nutrida representación de miembros de la entidad. También estuvieron presentes por primera vez Elisa Rueda y Gorka Ortiz de Urbina, los flamantes Celedones de Oro 2022, que en junio pasaron a engrosar la lista de nombres que pueden presumir de contar con el galardón más vitoriano. Tras el recuerdo a los fallecidos, la jornada continuó con una misa en la capilla de la Virgen Blanca, en la iglesia de San Miguel, oficiada por el socio Carlos Ortiz de Zárate y a la que también asistió la alcaldesa, Maider Etxebarria. No faltaron el aurresku y una nueva ofrenda floral a la patrona. Además, Josemari Vélez de Mendizabal colocó el pañuelo rojo personalizado con su nombre a los dos nuevos socios de este selecto club vitoriano.
«Gorka ha depositado su txapela, la que lució el 4 de agosto, como ofrenda a la Virgen Blanca y Elisa Rueda ha leído un poema escrito para la ocasión en el que ha expresado su alegría y emoción y ha hecho un recorrido por sus recuerdos de fiestas», detalla Vélez de Mendizabal.
Los Celedones de Oro realizaron posteriormente su clásica comida y más tarde tuvo lugar la final del campeonato de mus patrocinado por EL CORREO y en el que se coronaron como vencedores la pareja formada por Jaime Aguillo y José Miguel Díez.
En la misma mañana Gorka Ortiz de Urbina, que exprime estos días sus últimas horas como Celedón humano, recibió otro pañuelo homenaje. Fue el que le colocó la cuadrilla de blusas y neskas los Txismes, que se volvió a juntar ayer para hacer entrega del premio Txisme Honorífico y comer. «Ha sido un día muy bonito, nos hemos juntado unas 75 personas y Gorka estaba muy emocionado y agradecido. Este es nuestro homenaje por haber representado durante 22 años al entrañable personaje», narraba Juan Ignacio Arce, uno de los miembros de esta cuadrilla que no falla desde hace 73 años.
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