El paraíso de diversión 'made in' La Blanca para los txikis

Lejos del bullicio de la fiesta, un 'paraíso' para los pequeños de la casa. El parque de Arriaga acoge la zona de aventuras por excelencia para los txikis de la ciudad. Tirolinas, hinchables, camas elásticas, zancos, tiro con arco, una tabla de surf para poner a prueba el equilibrio de la chavalería... ¡Ama, corre que tenemos que hacer cola!, ha gritado una pequeña que no le quitaba ojo a las camas elásticas. Y es que el parque de Arriaga, en su amplia extensión alberga diferentes zonas de juego, pero las colas de padres y aitites con los txikis se hace notar en la zona de trampolines, tirolina e hinchables.

Aunque otro de los grandes atractivos, es, como no podía ser de otra forma, Gargantua. «A los peques les encanta y les hace mucha gracia», ha afirmado Rosana Falcón mientras sostiene el móvil para grabar a su hija Esther de 6 años que baja risueña y a carcajada limpia por el trasero de este mítico personaje de fiestas que se traga a niños; solo algunos pocos lo miraban con recelo.

«Es la primera vez que venimos desde que está aquí y nos parece que está muy bien, hay mucho espacio para que la pequeña pueda corretear tranquilamente», asegura Rosana, aunque lo que quiere Esther más bien era... ¡Ahora a los hinchables, el que tiene forma de castillo! Todo un torbellino de energía.

«Cuando están aquí se vuelven como locos, quieren estar en todos los sitios al mismo momento», expresa Maite Palomino, madre de dos criaturas de 4 y 7 años, Ibai y Ekaitz, que se encontraban en una de las zonas de los hinchables. «Les encanta la zona de aventuras, llevamos viniendo estos años aquí y antes cuando estaba en el parque del Prado». «¡Ama, mira el salto que voy a hacer!», grita el mayor antes de realizar una pirueta con la seguridad que te da la pequeña inconsciencia de la niñez.

«Cuando llegan las fiestas de La Blanca ya saben lo que toca y siempre están con las mismas ganas que la primera vez», ha señalado Belén Carretero, madre de Jare y Egoi, de 12 y 7 años, respectivamente. «Me parece que es una alternativa perfecta para disfrutar de las fiestas con los niños, un poco lejos del barullo del centro, aunque eso sí cuando estaba en el Prado, era más accesible», ha apuntado la madre.

Los dos pequeños estaban en la cola para subirse a las camas elásticas, pero «yo no me pienso subir ahí, me da miedo, quiero ir a los hinchables», ha menifestado Egoi, en cambio su hermana estaba ya dando brincos cuando se acerba su turno. Algo más lejos de esa zona, en una parte del parque con algo de pendiente, se encuentra la famosa tirolina. «Lo primero que quería cuando hemos entrado era venir aquí, ya es la tercera vez que se tira», ha apuntado Joritz Díez, aita de la pequeña Elena de 6 años, que ataviada con casco y arnés se encontraba escalando uno de los troncos para lanzarse en caída libre; todo un deporte de riesgo para los txikis más valientes.

Y es que el parque de Arriaga en cada uno de sus recovecos guarda una aventura que no deja indiferente a estos renacuajos que con poco ya se dejan sorprender. En una de las zonas, con bastantes padres alrededor se encontraba el toro, dispuesto a llevarse por el suelo a quienes se atrevían a subir sobre su lomo. «Ay, ay que te caes», le apuntaba Ignacio Larreta a su pequeño Odei. También había quienes se habían decantado por el tiro con arco, con la ayuda de un monitor o la conducción de vehículos con pedal, pero que en la imaginación de los pequeños cabía una carrera de rally.

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