Los niños reciben a los Cabezudos esquivando los 'latigazos'

«El año pasado mi niño más grande no se acercaba a los cabezudos. Les tenía miedo, pero hoy lo está gozando», cuenta orgullosa Tamara Pérez, madre de los pequeños Izan (3 años) e Irai Torres (11 meses). La familia llegó antes de las once de la mañana a la calle Dato para no perderse el espectáculo. «Siento mucha emoción al verlo jugar con ellos», agrega.

Entre risas, sonrisas y caras de pavor, los Cabezudos son las «estrellas de rock» y los más solicitados por los más pequeños de Vitoria, pero los que tampoco se quedan atrás son los gigantes, que hacen sentir nostalgia y recuerdos a los adultos que no dudan en tomarse fotografías con ellos. Ainhoa Ernatz, mamá de Adei, de dos años, ve encandilada a su hijo que baila al ritmo del txistu y de la comparsa. «Es la segunda vez que venimos, pero antes mi bebé mucho no se enteraba. Ahora lo veo más inquieto y le encanta la música». Confiesa que le gusta que «desde pequeño viva las fiestas de La Blanca y que se mantenga la tradición con los años».

Pequeños y grandes se sumergen entre la comparsa mientras pasan por las calles de San Prudencio, Fueros, Independencia, Postas y la plaza de la Virgen Blanca. Incluso algunos se animan a bailar en parejas al ritmo de los tambores de los músicos. Por su parte, la músico Nagore Fernández dejó de lado los instrumentos para envolverse junto a su pequeño de año y medio Izei en la comparsa y disfrutar del momento. «Hoy libro y he venido con mi bebé a ver el espectáculo». Cuenta que como vitorianos es una cita imprescindible venir a ver a los Cabezudos y Gigantes en las fiestas; ahora que tiene un hijo lo siente como un compromiso. «Él está muy atento y pendiente de todo. Le encanta el ambiente y la música».

Este jueves la comparsa visitará desde las 13.00 horas la residencia San Prudencio, Cantón de San Francisco Javier, Pintorería, Residencia Los Arquillos, Cuesta de San Francisco, Lehendakari Aguirre, Postas, Dato, Plaza del Arca, San Prudencio y San Antonio.