'Las mil y una noches' en pleno centro

Entre esos puestos imprescindibles, Cristina cita el de la venta de té verde con hierbabuena. «Nos encanta beber esta infusión y estar sentados bajo las telas con temática árabe. Es entrar en otro ambiente». Para Ismael Meziane el comentario es todo un elogio puesto que es uno de sus objetivos tras 20 años en este oficio. «Hemos inculcado a la gente a este vicio del té. Ya lo conoce, viene y lo pide», se enorgullece feriante. Pero su venta no se reduce al té, sino a los apreciados dulces típicos turcos, marroquíes y sirios a base de almendra y miel. Tan ricos como capaces de destrozar toda 'operación bikini'. «Están concebidos para disfrutar, no para pensar en calorías», sonríe el comerciante, que llegó la semana pasada desde Valencia junto a su familia. El mostrador de Ismael no es el único que ofrece comida tracicional -con kebabs, pinchos morunos, cuscús, pakora-shijarma, falafel...-, cuyos olores traspasan todo el espacio.

A unos metros más allá está el 'stand' de los tatuajes de henna. Djonna Meziane, de tan solo 18 años, es una maestra en esta complicada habilidad. «A la gente le encanta hacerse tatuajes», y asegura que no le importa trabajar delante de un amplio círculo de curiosos. «Es un espectáculo para ellos. Al final, algunos se animan». El momento de mayor expectación se produce al trazar la tinta. «Ahí es cuando tengo más público».

En este espacio de Juan de Ayala también se pueden adquirir productos hechos a base de cerámicas como platos y vasijas pintadas a mano, perfumes, carteras de cuero y para los más pequeños juguetes infantiles. Además, cada poco tiempo, en un escenario o por el zoco dos bailarinas sorprenden a los asistentes con diversas danzas. Están a cargo de Gisela Rueda -«llevo viniendo 17 años al zoco árabe»- y su hermanastra Laura Parra.

La colombiana lleva 25 años practicando las danzas árabes y le resulta muy satisfactorio cuando el público le pide fotografías o le elogia. «La gente de Vitoria es maravillosa. El ambiente que se crea aquí es especial, hay mucha cercanía con el público», dice mientras toma un descanso para la siguiente función. Para este año de feria ha preparado «30 coreografías. Es un trabajo arduo. Ensayamos 12 meses para dar lo mejor. Gracias a que tengo el apoyo de Laura».

Pese a ese entrenamiento permanente, Gisela no se da por satisfecha. «Estamos en constante formación y actualización. Pero aquí venimos a demostrar lo que sabemos. Son unos días de mucho entusiasmo». El Zoco árabe está abierto desde las 12.00 a las 14.30 y de las 19.00 a las 02.00 en la plaza Juan de Ayala.