Fiestas de La Blanca 2024

Idoia brinda su «emoción compartida» en fiestas de Vitoria

La cantante de Aramaio arrancó a las ocho menos cuarto y finalizó una hora y cuarto después. Para la mayoría pasó de forma veloz en un directo lleno de aplausos. Todo estaba bien resuelto en esas quince canciones que conectaban al aire libre con el público. En el arranque, 'Nueve de febrero', su preciosa voz ahondaba en reflexiones acerca de una fecha concreta para hablar acerca de la necesidad de echar el freno. «Creo que me da vértigo y miedo / tanta felicidad y su inmensidad», deslizaba de forma poética la artista. Había tanto gente sentada en las sillas dispuestas al aire libre como en los bancos de la plaza y en el suelo.

Ese mismo tema es el que abre su álbum preciosista 'De amar y desandar', que asegura que fue parte de un proceso terapéutico. Una gran introducción que presentaba con arreglos próximos a 'Civilians', del artista estadounidense Joe Henry. Y fue una demostración de que escribir letras desde la primera persona pueden conectar mucho más con el oyente que unos versos grandilocuentes. Familias con sus hijos, pequeños y ancianos se citaron junto a la Catedral Vieja en un directo que fue atrayendo como un imán a todo el que pasaba por allí. Idoia salió a escena con un vestido blanco y se movió con soltura del teclado a la guitarra respaldada por un cuarteto de multiinstrumentistas de altura formado por el bajo Joanes Ederra, el batería Karlos Aranzegi, el guitarrista Ander Ederra y Txus Aranburu al teclado. A sus 23 años es indudable que es una de las voces de la canción de autor con más proyección a nivel nacional.

La programación de la cantante alavesa -que comenzó a publicar en YouTube hace tan solo un lustro versiones de grupos con una guitarra con una pegatina de los Beatles- fue un acierto total. En ese inicio lucieron temas como 'Mundo al revés', con ecos de la canción 'Papa, Cuéntame otra vez', de Ismael Serrano; o 'Sarearena'. A la media hora, Idoia agradeció la presencia de sus vecinos de Aramaio y encadenó 'Mi vida huele a flor' y 'Lo kanta', que encajaba como una exquisita nana. Por su parte, 'Momo' sonó con un piano elegante y bastante nostálgico.

Alternando temas en euskera y en castellano, algo que hace de forma totalmente natural, también dedicó un tema al pueblo palestino ('Denbora 25. Artikulu'), en la que es la reivindicación más visible de estos días, antes de entonar 'Hitzetan', su tema más conocido y un himno feminista en el que menciona a Maialen Lujanbio, Maurizia Aldeiturriaga y Ángela Davis como referentes. Fue entonces cuando más voces se escucharon entre el público con un ambiente casi mágico. Todavía quedaban 'Un último baile bajo el aguacero' antes de los bises: 'CALMA', una composición en la que habla de la «emoción compartida», que contó con el tarareo del público, y 'Viejo refranero', otro de los singles.

Curiosamente, ese 'Un último baile bajo el aguacero' se inspiraba en un viaje a Colombia y en la literatura de Eduardo Galeano. Menciona esa pasión («sentir para bailar») que no es tan habitual por estos lares. Lo menos que podemos desear es que Idoia siga cantando y firmando conciertos tan redondos, aunque estén alejados de la pista de baile.