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Ramón Albertus
Domingo, 5 de agosto 2018, 11:19
La plaza se llenó, como en la presentación el Aláves. Abrieron los conciertos en la plaza de Los Fueros diciendo 'Otro mundo es posible' y una hora antes, haciendo malabares con una motosierra, un tal Javi animaba al público joven, en su mayoría, que se acababa el bocadillo y se bebía otra garrafa tras la Bajada de Celedón. Que hubiera un espectáculo de clown antes de comenzar no era casualidad. Txarango son los fundadores del Clownia Festival, una cita donde se aúna el circo, música en directo y talleres de payasos y circo. Una de sus canciones más conocidas se llama 'Músic de carrer' que viene a catalogarse como música callejera. También venden narices de payaso.
En realidad, cuando el grupo Txarango está sobre el escenario todo funciona como un espectáculo casi teatral. O algo previsible, si se quiere, al mismo tiempo que e ficaz y festivo levantando el aplauso de los espectadores. La banda está en la cresta de esa ola de grupos catalanes que tiran del rasgueo reggae y la progresión de sus canciones, hasta las más calmadas,para hacer bailar al público como La pegatina o Xavier Sarriá, quien el jueves calentó los motores de las fiestas en el campus universitario, o los valencianos (Aspencat, La Raíz). Son el relevo del rock catalán de los 90.
El arranque del concierto con 'Terra Endins' y 'Meu poble' -tema que entre sus fans tiene a los triunfitos Amaia y Alfred- daba pistas definitivas acerca del concierto. Coreos populares (como el famoso 'oh, oooh'), rumba como referencia e invitación a mover los pies. Con 'Vuelta al mundo',una de sus pocas canciones en castellano, levantaron definitivamente a quienes tenían ganas de mover el esqueleto.Llamaba la atención las voces que se sabían las canciones. Había quien se sabía las canciones y medio centenar de catalanes. Frente al concierto de La Raíz del año pasado en la misma fecha, el agravio comparativo se hizo notar. Llegó el primer discurso del grupo como era previsible. Del clow y la batucada pasaron a la proclama independentista. El cantante Alguer Miquel, formó parte de la lista de la CUP de las elecciones al Parlamento Europeo hace tres años. «Que cada uno se sienta de donde quiera»,decía mientras sonaba un piano como acompañamiento y la pretensión de emocionar más que 'Imagine' de Lennon. Se trataba de uno de los temas mas coreados, 'Agafant l'horitzó'.
Las voces de los seguidores empezaban a resonar entonces. «Esta canción es casi como un himno en Cataluña», decía Julian, de Tortosa, residente en la capital alavesa . «Un himno que es un poco el mundo de Los mundos de Yupi», remataba Alba, de Sabadell, llegada por primera vez a Vitoria para las fiestas. La única canción que rompió el esquema de bailar sumando una reivindicación social fue la interpretación de 'Quan tot s'enlaira'. Tras cantarla mandaron un saludo a todos los catalanes que habían pisado la ciudad para verlos. Cerrraron con 'Obriu les portes', un tema que habla de la aporofobia y el racismo.
'Poco a poc el món es para (el mundo se detiene) y 'la vida comença a ballar (la vida comienza a bailar)', cantaron en 'El tren del temps'.Y de eso trataba todo. No hubo momento de éxtasis porque trataba de pasarlo bien. Nadie sabe todavía si otro mundo es posible.
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