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RAMÓN ALBERTUS
Domingo, 7 de agosto 2022, 08:41
Las tres canciones más escuchadas en Spotify de David Civera llevan el mismo título: 'Que la detengan'. A partir de ahí, es lógico que el ... cantante tuviera que responder a algunos de los asistentes más rezagados a su concierto en la noche del sábado cuando se la pedían insistentemente. «Pero si ya la he tocado», contestó cuando encaraba la recta final del concierto. Sin embargo, la petición popular estaba asumida de antemano. Y tras cantarla a los 49 minutos de concierto, la volvió a repetir al final como bis. Dicharachero, confiado de sí mismo, le preguntó al público que abarrotó la plaza de la Provincia cuáles eran las razones por las que una «canción para una mujer mala» podía gustar tanto. La explicación no es sencilla. Cada uno tendrá sus razones.
De lo que no quedan dudas es de que el artista turolense sigue arrastrando a mucho público a sus conciertos, en su mayoría movido por el recuerdo de aquel joven que a principios de los 2000 empezó a despuntar en el pop español y sobre todo la del joven que alcanzó el sexto puesto en Eurovisión en 2001 con 'Dile que la quiero'. Veinte minutos antes de las 23.00 horas, las sillas en la plaza estaban ocupadas. Con ese particular patio de butacas lleno, la gente se agolpó hacia el final de la plaza y en los laterales para verlo. Con 18 temas en una hora y cuarenta y cinco minutos, la actuación de Civera tuvo ese punto de verbena con un repertorio de sus mayores éxitos comerciales -'Dile que la quiero', 'Que la detengan', 'Bye, bye' y 'Rosas y Espinas'- junto a otras tantas canciones que dejaban al espectador bastante indiferente. Una actuación intermitente en la que bordó el inicio y el desenlace, con una selección intermedia que se alargó demasiado.
Tras su inicio con 'Dile que la quiero', el artista hacía una pausa para decirle al público que lo dejaba «sentado pero habrá un momento en el que no». Pocos repertorios tan empalagosos como el de David Civera, que lanza besos al público, se da palmadas en el pecho y recorre el escenario de lado a lado con una sonrisa. A sus 43 años pero para muchos es el mismo que hace 20 años, sin apenas arrugas ni peinar canas. «Qué bien se mantiene», comentaban en las primeras filas. Entre las canciones del arranque se encontraba 'Entre amigos' («no hay que perder la ilusión», pedía con un tono vitalista), 'Me ha robado el corazón («estoy sufriendo, estoy sufriendo», dice en el estribillo) o 'Mundo diverso' (un mensaje de «diversidad y respeto al prójimo», como señaló al acabar). En esta canción dijo haberse sentido inspirado por la necesidad de trasladar unos valores a sus dos hijos. «Van pasando los años y no eres consciente de la responsabilidad de los niños hasta que los tienes», comentó sumando a esa apariencia de ligón del grupo y campechano pegada a su figura el discurso de un buen padre.
Consciente de su verborrea, el artista incluso se autoparodiaba. «Entre lo que canto y lo que hablo no tengo fin», dijo. La anécdota del concierto, más allá del buen rato que pasó el público coreando e imitando la coreografía de sus cuatro grandes éxitos, fue que contó con un entregado grupo de animación, una cuadrilla que portaba un cartel 'Teruel Existe', partido que el artista apoyó en 2019. También a ello le sacó la puntilla en una actuación que resultó por momentos algo soporífera con esos temas que apenas se conocen del artista. «¿A estos de Teruel existe los has pagado tú?«, le preguntó al guitarrista buscando otra vez la sonrisa cómplice del público que acabó de pie siguiendo la coreografía de 'Que la detengan'.
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