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En el repertorio de La M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta del Alcohol) hay más de un brindis, botellas vacías, referencias a cantautores malditos como Nick Drake y celebraciones en honor a Miles Davis. También cabe todo tipo de reivindicaciones abstractas con un ... ambiente en el que se respira esperanza e inconformismo, también algo de reivindicación generacional.
En la media noche del lunes, David Ruiz llegó a la cita en Fueros más hablador de lo habitual. Más optimista que melancólico. «Estamos a gusto, felices. Estamos muy emocionados y significa el mundo entero compartir nuestra música», dijo el cantante de voz ronca desde el escenario de la plaza de Los Fueros, otra vez abarrotada. Ruiz lleva ocho años al frente de la banda formada junto al saxo Alvar de Pablo, el batería Caleb Melguizo, el acordeón Joselito Maravillas, el bajista Jorge Juan Mariscal, el teclista Jacobo Naya y el guitarrista Nacho Mur. Son siete y forman uno de los conjuntos más demandados, tanto en la escena rock e indie. Mucho ha tenido que ver su rendimiento sobre las tablas y su particular sentido dramático. Ninguno de ellos entiende el directo sin sudar la camiseta. Lo demostraron en una hora y media de esa especie de gimnasio que es el escenario venciendo, incluso el cansancio de las largas giras en las que cada fin de semana tienen varias citas.
A pesar de que el comienzo no fue un gran torrente de energía, como suelen acostumbrar, fueron encontrando el equilibrio entre sus temas más conocidos y los juegos con el público: palmas, brazos en el aire, canto al unísono. Comenzaron con 'Mil demonios' y 'La vieja banda', dos canciones del último álbum 'Salvavida (de las balas perdidas)', sin que el sonido fuera del todo bueno. Ese brillo en los ojos de sus seguidores se reflejó mucho más con el paisaje intermedio del directo en el que sonó 'PMVR' con los fans cantando las estrofas de Gorka Urbizu (Berri Txarrak) colaborador en el tema. También 'Vasos vacíos', que sin duda entronca con estas fechas. El grito del público en el estribillo -«no tengo nada que decir que no hayas oído»- era un ejemplo de esas frases tremendistas que a veces se cuelan entre la reivindicación.
Para la tanda final, los burgaleses dejaron '1932', 'Gasoline' y 'Nómadas'. A ellas les precedió 'Hay un fuego', la letra que mejor describe la ambición de la formación: «Seguiré tocando si me muero / no importa si vivo de esto o de ser camarero». Ahora es la voz de una de las bandas españolas del momento. «Significa el mundo entero poder compartir nuestra música», agradeció Ruiz desde el micrófono en un concierto vibrante diciendo adiós definitivamente con 'Héroes del sábado', ese tema que en realidad invita a olvidar qué día de la semana es y a embriagarse. Algo parecido al plan de fiestas.
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