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A estas alturas, llevar máscara sobre el escenario significa bastante poco. Desde el funk y house de Daft Punk al nu-metal de Zombak pasando ... por Gwar, y ese espectáculo grotesco de disfraces, han recurrido a ellas. El ejemplo más cercano, la banda Negra Cucaracha Terrorfolk. Tambien en el arte contemporáneo esas máscaras han seguido empleándose. Damien Hirst moldeó de diamantes una calavera humana. Y más próximo, el español Eugenio Merino cubrió también de joyas una máscara; una careta de Anonymous recubierta de diamantes para criticar el uso comercial que se puede realizar de cualquier personaje o causa reivindicativa.
A éstas se parecen más las que llevan los miembros de Merina Gris, una banda guipuzcoana que su discográfica define como «pop agresivo». Aunque desconocemos si esas caretas son de muchos kilates, no cabe duda de que la formación es un diamante en bruto. En la noche del martes en txosnas, el grupo formado por Julen Idigoras, Paskal Intxauspe y Sara Zozaya desplegó durante una hora un repertorio difícil de etiquetar. Podía enmarcarse por momentos en el breakbeat y, en otros su pulsión electrónica llegaba a conectar con The Blaze o Fred Again. En todo caso, se trata de un rollo progresivo y con lazos con bandas tan variopintas a nivel nacional como sus colegas de Belako, Trashi o VVV [Trippin' You].
«Os lo juro que es la hostia lo que tengo que contar», cantaba Sara (con 'autotune', sí, ya ha dejado de ser una novedad el uso de esta herramienta) al arranque del directo que congregó especialmente a gente joven en sus primeras filas y conocía al dedillo las canciones. A pesar de los acoples de sonido en la primera media hora, esa comunión lo perdonaba. Mientras que la artista permanecía en el centro y al fondo tras unas gafas espejo, el guitarrista, el teclista y el batería se movían por el escenario.
Tres versiones pasadas por un filtro electrónico; 'Egunsentian', 'Eskutitza' y 'Dancing on My Own' se entremezclaban con un repertorio propio en el que brillaron '90' con el estribillo pegadizo y sencillo; 'Ez geratu azalean', bailable con aires a las producciones de iconos jóvenes como Mura Masa; 'Antes no era más feliz' y 'Saiatzen Naiz' para finalizar. Claro que uno de los momentos más esperados era la colaboración con Cris Lizarraga de Belako, con 'Ardi latxe herrian', en la que la cantante de Mungia se comió el escenario como hizo después con su grupo que tomó el relevo a las dos de la mañana. Tanto Lizarraga como el guitarrista Josu Ximun llevaban una camiseta de Merina Gris. No se habían puesto de acuerdo para ello, pero saben que es el grupo del momento.
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