El turrón de Jijona también fue de Bilbao
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Historias de tripasais ·
La capital vizcaína fue sede durante al menos 40 años de una fábrica de turrones de Alicante, delegación norte de La JijonencaAna Vega Pérez de Arlucea
Lunes, 23 de diciembre 2019
La marca 'La Jijonenca' quizás les hable a ustedes más de helados que de turrón navideño, pero seguro que de una u otra manera la asocian con Jijona (Alicante) y no con Bilbao. Pues da la casualidad de que en la capital vizcaína estuvo ... durante muchos años una fábrica en la que se elaboraron los productos de esta marca y no sólo turrón de Jijona (el blando) sino también el duro, tortas imperiales, peladillas y otras muchas delicias de Navidad.
'La Jijonenca' nació en 1920 como una de las muchas marcas propiedad de Llorens y Carbonell, una empresa turronera de Jijona que en 1934 se unió a otros productores de la zona como Mira e Ibáñez para crear una gran sociedad llamada La Industrial Turronera S.A. Con un buen plan de expansión bajo el brazo y una demanda creciente en la España de posguerra, la Industrial abrió pronto sucursales en Barcelona y Bilbao. Aquí concretamente en la calle Gordóniz número 28, lugar en el que sus instalaciones sufrieron un incendio en diciembre de 1940. Rápidamente la empresa buscó otro emplazamiento, no muy lejos de su primera sede en Indautxu. En 1942 pidieron permiso al ayuntamiento bilbaíno para construir unas viviendas con espacio industrial en la calle Labayru 34, y allí se siguió elaborando turrón bilbaíno al estilo de Jijona al menos hasta finales de los años 70.
Durante todo ese tiempo la palabra «Bilbao» apareció en todos los productos de La Industrial Turronera, incluyendo turrones, dulces y variadas conservas dulces entre los que destacaban allá por los 50 el turrón Montserrat, Torero o La Jijonenca. También se elaboraban tortas imperiales, mazapanes, polvorones, almendras rellenas, peladillas, anises y distintas categorías de turrón aparte del duro y blando: guirlache, yema tostada, nieve, fruta, coco y dos clases con chocolate, el Turrocao y el ídem con almendras enteras.
Durante los años 50 y 60 La Industrial Turronera fue una de las empresas más pujantes del sector y una de las más activas a la hora de publicitarse en prensa, radio e incluso a través de concursos o sorteos especiales, regalando premios directos con unos vales escondidos al azar dentro de las tabletas de turrón. Presumían a la vez de una calidad exquisita en sus materias primas y de una elaboración moderna que aunaba tradición y distinción. En sus anuncios salían niños golosos, familias entrañables y también elegantes parejas vestidas de gala: la empresa comenzó a vender aspiración social turronera. «Sólo quienes conocen el turrón conocen el turrón Montserrat», decía su publicidad a finales de los 60, «un antiguo y supremo turrón, muy selecto, que no está en todas partes, ni en todos los establecimientos ni en todas las meses. Es natural». Y ya ven ustedes, todo eso (o al menos parte) hecho en Bilbao. Aunque fuese con sello de calidad de Jijona.
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