Amaia Zapirain posa con una bandeja de pescados. Maite Bartolomé

Zapirain (Bilbao): Made in Lekeitio

Los asuntos que realmente merecen la pena están escritos en letras grandes en la carta de este restorán

david de jorge

Lunes, 20 de agosto 2018, 18:28

Según los más sesudos alquimistas de la edad media, la expresión 'glutinum mundi' era ese pegamento del mundo que provocaba una misteriosa atracción entre ciertos seres elegidos, compartiendo sueños, fantasmas e incluso las miradas sobre otros seres u objetos. Les advierto que la expresión también da título a una exposición de piezas pertenecientes a la colección del arquitecto Fernando Garate en la bilbaína sala Rekalde hasta mediados de octubre, que el amigo Enrique Portocarrero define como «un sugerente apoyo al coleccionismo y un indudable reflejo del propio mercado del arte».

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Zapirain

  • Dirección Juan de Ajuriaguerra, 22 (Bilbao).

  • Teléfono 944055273.

  • Web www.zapirain.es.

  • Precios Ensalada de bogavante: 39 €. Almejas en salsa verde: 33 €. Mero: 32 €.

La muestra, reagrupada por el pintor José Ramón Amondarain, es una coreografía de multitud de obras paridas en distintas épocas y ejecutadas con variadas técnicas, poniéndose de manifiesto cómo algunas engarzan sobre otras. Así que ya tienen una excusa para admirar las obras de Ángela de la Cruz, Tacita Dean, Cristina Iglesias, Nan Goldin, Thomas Ruff, Esther Ferrer, Darío Urzay, Txomin Badiola, Antonio Saura, Elena Asins...

Después harán apetito para cruzar un par de calles y plantarse en el mismísimo Zapirain, local que hoy nos entretiene. Ya tenemos suficientes comentaristas de arte de baja potencia cerebral, para tener que añadir yo aquí mi bufido blandengue. Siempre creí que este tipo de individuos sienten rabia por verse náufragos y desearían colgar algo abstracto en el despacho, pero se conforman siendo ciegos en un país de tuertos, o algo así. El arte casi siempre decepciona. Un salmonete frito, jamás.

Emocionantes golosinas

Así que si lo piensan dos o tres veces, verán que los asuntos que realmente merecen la pena están escritos en letras grandes en la carta de este restorán bilbaíno, que bebe de las fuentes de un negocio inaugurado hace más de 50 años en Lekeitio y que planta golosinas muy emocionantes en el mismo centro de nuestra particular teoría del arte: salpicón de bogavante, almejas en salsa verde, todo tipo de mariscos, pescados a la brasa y especialidades diarias como piparras o pimientos verdes irreprochablemente fritos, vieiras planchadas, buen pulpo de mordisco o una fantástica y jugosísima ijada de mero.

Plato de almejas. Maite Bartolomé

En resumidas cuentas, se queda uno con la simpatía y la atención de Amaia Zapirain y sus muchachas y ese recuerdo se desvanece conforme llega la hora de la merienda o de la cena y otros manjares se adivinan, alejando como si de una tormenta de verano se tratara esos otros recuerdos del mediodía, empanados, asados o albardados, ¡qué más da! Como la croqueta de jamón del Emebe, esa gamba Orly del Antonio o la desaparecida merluza sin pecado concebida del Penalti, tan legendaria como las bandejas con niños envueltos, criadillas, sesos y chuletillas de cordero Villeroy que Ambrosio Fombellida servía en su desaparecido Panier Fleuri. Les aseguro que tardarán en olvidar una langosta de Lekeitio y esa mermelada que alberga su cabeza.

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Los convido una vez más a chupar las cabezas del pescado y las uñas de los percebes, bébanse el zumo de cualquier cepa podrida e intoxíquense con irresponsabilidad y sabia insensatez porque morir nos moriremos, pero antes vayan a zampar al Zapirain.

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