¡Viva el cachopo de merluza!

Para empezar no tiene las dimensiones ciclópeas que asociamos al cachopo carnívoro y tampoco un ápice de su invasiva contundencia. En su lugar se nos ofrece un lomo de merluza perfectamente limpio y desespinado, relleno de una suave bechamel de marisco y toques de queso cremoso. El rebozado es perfecto, sin excesos de harina o huevo, en lo que se adivina como una fritura de alto riesgo. Unas crujientes patatas fritas y unas gotas de limón rematan un plato sorprendentemente ligero, por el que sin duda merece la pena viajar hasta esta popular mesa asturiana.

La receta es, como se pueden imaginar, obra de una de esas guisanderas de raza que son el mejor tesoro de la cocina popular. Raquel García se llama y es la matriarca de una casa de comidas que acaba de cumplir 50 años de historia. Aunque hoy son sus hijos Marco y Sarai Vega, asistidos por sus respectivas parejas, Patricia Suárez y Juan Nieto, quienes llevan las riendas del negocio, el grueso del recetario que se ofrece en El Campanu es obra suya.

«Siempre ha tenido un talento natural para la cocina, cuando prueba un plato, aunque sea suyo, busca la manera de mejorarlo», cuentan orgullosos sus hijos. De su laboratorio de I+D han salido, además del cachopo de merluza, unos primorosos espárragos rellenos de oricios o una crema de nécoras capaz de recomponer el estómago más delicado, amén de versiones muy refinadas de todos los triunfos de la gastronomía astur.

El resto de la carta se compone de producto marinero fresquísimo, conservas con pedigrí, arroces caldosos, pescados al horno y tentadores postres caseros. La calidad de las viandas y lo comedido de los precios hacen del Campanu uno de los restaurantes más cotizados de Llanes, capaz de llenar hasta la bandera incluso entre semana. El mérito es de una familia que ha sabido actualizar su legado, ganando nuevos clientes sin perder a los de siempre. Y, por supuesto, de su despampanante cachopo de merluza.