Un restaurante rebelde rodeado de turisteo

Han pasado 11 años desde que el cocinero Txomin Gómez y Jone Isasi abrieran, en julio del 2013, el restaurante Lurrina en Barrenkale Barrena, en pleno Casco Viejo de Bilbao. Una época, no tan lejana, en la que el turismo aún no había invadido las calles que conforman el corazón de la villa y en la que los restaurantes no hacían ofertas tan parecidas entre sí como en estos momentos. Txomin, un apasionado de la cocina desde muy joven, que estudió en la Escuela de Hostelería de Artxanda, donde ha sido profesor, ha trabajado en locales tan emblemáticos como elBulli, Akelarre, Zortziko. Nicolasa, hotel NH Villa de Bilbao y Palacio Oriol. Es de esos cocineros con personalidad, alejado de la uniformidad reinante, que trata de defender cada día su manera de entender los fogones. Junto a él se baten el cobre cada día dos notables cocineros, con amplia experiencia en hostelería y mucho talento, Iker Peña y Mauro Paz. En la sala, en la que el personal es atendido con gran profesionalidad, Jone Isasi, Ramona Hurtado y Samantha Casas.

El restaurante Lurrina, uno de los restaurantes más destacados del Casco Viejo, cuenta con una amplia barra en la planta baja, donde el personal puede tomarse un vino con pintxos calientes como foie a la plancha, bacalao con txangurro, solomillo a la mostaza o hamburguesa de atún, y unas mesas altas donde poder disfrutar de diferentes raciones, desde ensaladilla rusa a callos, cazuelita de chipirones, piparras fritas de Tudela o verduras en tempura. En la parte superior cuenta con un comedor con capacidad para 50 comensales, presidido por una enorme fotografía del modelo y actor Jon Kortajarena. Cada día ofrecen un menú, que puede ser largo o corto, que es una magnífica opción, y un menú degustación, que es una perfecta representación de su carta. Sábado y domingo, además de la carta, cuentan con un magnifico menú fin de semana.

El festín gastronómico puede comenzar con croquetas de txistorra, perfectamente cremosas en su interior y ligero crujiente en el exterior; tataki de atún o salmón con manzana verde y wakame, una combinación ganadora; ensalada de bacalao, langostinos, tartar de tomate, pimientos rojos asados y aguacate, fresca y ligera a un tiempo. Otras opciones son arroz cremoso de verduras y papada o pisto casero con huevo a baja temperatura.

Se puede continuar con begihandi a la plancha, toffe de cebolla y trigueros salteados; merluza asada, patata rota y jugo de pimientos rojos; costilla de ternera a baja temperatura, suave y jugosa; o secreto ibérico marinado en salsa de cítricos con crema de patata. Como postre no se pierdan la torrija caramelizada con helado de caramelo a la sal, que es una versión cremosa y superlativa de la tradicional torrija, o tarta de queso al horno con helado de frambuesa.

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