Cuando la mar entra hasta la cocina

«Del día, más frescas imposible», alardea con razón María González Lamas 'Cari', la responsable de establecimiento Kai Alde de la localidad costera. El pescado es su fuerte; sin discusión. Aquí, la experta prepara a diario especies «de temporada, a la plancha o al horno», señala.

El bonito es uno de sus platos estrella y no hay que esperar al verano para degustar otra de sus especialidades: «el tataki, uno de los platos que más nos piden», asegura Cari. La oferta de pescado, no obstante, no termina ahí. Por su carta desfilan rodaballos, reyes, pez martín, meros... y sin faltar las anchoa, claro. «Fritas, rebozadas o a la vinagreta», que en todas sus variedades se despachan a gusto, tanto en las mesa del interior del bar como en su agradable terraza cubierta, situada en el muelle.

La oferta de producto del Kai Alde es tan extensa que Cari recuerda todavía el reto al que tuvo que hacer frente el pasado año con unos clientes finlandeses. «Me pidieron que les sirviera pescado durante los 15 días que estuvieron de vacaciones en Bermeo y no me repetí ni un día en la manera de servirles los platos», rememora, orgullosa.

La mayoría de los comensales que se sientan a las mesas de su restaurante, no obstante, son bermeanos. «También viene mucho francés. Les encanta el pescado y se quedan maravillados», asegura.

El Kai Alde guarda también un singular txoko de ambiente marinero, anexo al bar. Una antigua lonja en los bajos de un edificio modernista de 1908. «Lo reservamos para comidas más íntimas, en familia o cuadrillas pequeñas».