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guillermo elejabeitia
Sábado, 14 de mayo 2022, 00:34
Fue una casa familiar antes de convertirse en restaurante y algo de ese ambiente doméstico sigue impregnando los comedores del Asador Goiezti. Hará unos 25 ... años que la dueña de este coqueto chalet a tiro de piedra del Puerto Viejo de Algorta lo transformó en restaurante, pero es desde hace 15 que lo regentan Carlos Pierna y Susana Díez, valiéndose de una fórmula que no admite sorpresas: producto marinero, elaboraciones caseras y ambiente clásico en un espacio que cada fin de semana se llena de familias con ganas de celebración.
Dirección Aretxondo, 14
Teléfono 944912593
Web goiezti.es
Precios Menú ejecutivo: 20 €. Carta: 50/60 €
Carlos Pierna es un hombre-orquesta de la hostelería que en su larga carrera ha hecho prácticamente de todo. Se puso detrás de una barra con apenas 15 años y desde entonces ha puesto copas en el mítico Chevalier de Santutxu o en el Oboe de Galerías Isalo, ha servido mesas en Barcelona de la mano de los Lasa, gestionó el Leku Ona de Maruri y fue director de aquel paraíso de las bodas llamado Lur Gatika, antes de buscar refugio en esta casita de Algorta en la que ha terminado por ponerse el delantal.
No tardó en enrolar para la causa a su mujer, Susana, que ha acabado cogiéndole el gustillo a eso de atender la sala. No creo que le resultara difícil aprenderse las caras de la clientela. El Goiezti tiene pinta de ser el clásico sitio al que vienen una y otra vez las mismas familias a celebrar cumpleaños, aniversarios y demás, con la garantía de que saldrán razonablemente satisfechos.
«He aprendido el oficio de cocinero a base de hacer», reconoce Carlos. Quizá por eso prefiere no complicarse demasiado en una carta que sigue la fórmula que gusta a los de Bilbao y alrededores. Para empezar, mariscos. Las cigalas, nécoras o bogavantes, preferiblemente en fin de semana. De diario, mejor pedir gambas de Huelva o langostinos. Congelados, sí, pero de los buenos.
Como plato principal, pescados de gran porte al horno –lubina salvaje, rey, rodaballo, sanmartín o besugo– o recetas clásicas de merluza o bacalao. Es en los entrantes donde Carlos se permite alguna virguería, como una lasagna de foie o una ensalada de bogavante con aceite de su coral y hongos.
Probamos los pimientos verdes rellenos de boletus y rebozado grueso, que aunque deben tener fama no hacen justicia a las horas de trabajo invertidas. Mejor los chipirones a la plancha, sin mucho aderezo, y unas kokotxas de bacalao a la brasa con un toque de pilpil sobre una salsita de tomate casero. De postre, una venerable torrija flambeada que invita a pedir café, copa y puro... y a cantarle el 'Cumpleaños feliz' al abuelo.
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