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Íñigo Velo es un cocinero contrastado, de largo recorrido, uno de esos profesionales al que no le hace falta lucir la estrella Michelin en el delantal para hacer feliz a quien acude a su casa de comidas, Sukaldi Jatetxea, ubicada junto a la iglesia de Andra Mari y el ayuntamiento de Murueta, pequeña localidad vizcaína cercana a Gernika y Bermeo, en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
Íñigo nunca ha pasado por una escuela de hostelería. Comenzó en los fogones con apenas 17 años con la idea de sacarse un dinero en verano y lleva ya más de tres décadas entre hornos y sartenes en locales como el restaurante Señor, cuando este aún era uno de los más demandados por los bilbaínos; en el Goiezti de Algorta y el Taskas de Mungia, donde trabajó una temporada junto a su hermano Ángel. En el Urdazpi de Bilbao estuvo diez años al frente de los fogones y también se batió el cobre en el Txakoli Bedia. Hace cuatro años se hizo cargo del Sukaldi Jatetxea, un local pequeño local con capacidad para veinte comensales en el comedor interior y otros tantos en la terraza y que cuenta con una barra donde ofrecen pintxos variados. A su lado, trabajando codo con codo, el joven Ekain Bilbao se encarga de la barra y la sala.
Los platos que elabora son tradicionales. Una cocina sencilla, perfectamente elaborada, basada en los productos de kilómetro cero y con mucho fundamento. Las verduras y hortalizas las compra a los baserritarras de la comarca, los pescados los trae de los puertos cercanos de Bermeo, Ondarroa o Elantxobe y la carne se la traen de Arrieta. Cuenta con una carta corta, para que así nadie se complique la vida. Un festín gastronómico en el Sukalki comienza con cecina de wagyu, que sirven con pan tostado con aceite y tomate. El chipirón a la plancha, perfectamente caramelizado, es un verdadero manjar.
También ofrecen pulpo braseado con aceite de pimentón, ligeramente tostado, y puré de patata y hongo confitado con yema de huevo. La mayoría de los comensales optan por el pescado; Ángel lo borda, especialmente el rodaballo tostado al horno y con una salsa ligada, muy suave, similar al tradicional pilpil. Otras opciones son el rape a la plancha emulsionado o la lubina al horno.
Los carnívoros pueden optar por la txuleta de ganado mayor o por lo solomillitos ligeramente albardados y que están para chuparse los dedos. Los acompaña con pimientos verdes y patatas fritas adictivas. Y de postre pueden elegir entre la tostada caramelizada, pastel ruso con coulis de naranja, brownie con chocolate caliente o pastel de queso con frutos rojos. Cuenta con una carta de vinos corta pero con caldos muy interesantes y, sobre todo, a precios muy asequibles, que no suben mucho la cuenta final.
Dirección: Barrio Kanpantxua 3. Murueta
Teléfono: 946313840.
Precios: Cecina de wagy': 24 €. Pulpo braseado con aceite de pimentón: 23 €. Rodaballo tostado: 29 €. Solomillo Txako con guarnición: 24 €.
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