Restaurante Clandestino Tap Room

Impresionante cambio en Lersundi

Txema Soria

Martes, 25 de abril 2023, 01:10

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Tras diez meses de obra, a finales de marzo se inauguró Clandestino Tap Room en la calle Lersundi, donde estuvo ubicado durante más de cuatro décadas el Mesón Lersundi. El nuevo restaurante es un local urbano, moderno y adaptado a los gustos actuales, que está gestionado por una empresa de gran tradición y recorrido hostelero, que también lleva locales como La Pizarra, La Bodeguita del 12, el Lepanto o La Palma. La cabeza visible es Edgar Muñoz –hijo del hostelero Antolín Muñoz–, que estudió Empresariales y se especializó en gestión de negocios.

El Clandestino Tap Room, con sus paredes de ladrillo a la vista y jardines colgantes, cuenta con diferentes opciones gastronómicas para satisfacer los gustos de una clientela versátil. Al frente de los fogones –cuentan con dos cocinas diferentes– se encuentran Javi Jiménez, que tras haber estudiado Ingeniería Química ha trabajado en restaurantes donde mandaban cocineros como Arbelaitz, Berasategui o Eneko Atxa, y Jacqueline Karol Castro, con quien coincidió en el Azurmendi y compartió fogones en La Pizarra.

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El Clandestino ofrece una extensa carta de cervezas y cuenta con amplio espacio para que el personal pueda tomar un picoteo, Tipi Tapa lo llaman. Ahí es donde se puede disfrutar de raciones como ensaladilla Boga Boga (que es de marisco), mejillones, calamares y salsa de tomate casera, nachos con jijas o hamburguesa cosa nostra.

En el comedor, con capacidad para 90 comensales, presentan platos divertidos; lo mejor es atender a las recomendaciones de José Flores, jefe de sala. La experiencia puede iniciarse con niguiri de chuleta–lámina de chuleta madurada, pan soplado rellenos de piquillos ahumados, tuétano mantecado–, steak tartar en hamburguesa de mostaza, ensaladilla clandestina –ventresca de bonito, mayonesa trufada, huevo fluido y anchoas de Santoña–, ceviche de gambas –leche de corales, esencia de ajillo, gamba cristal–, una sorprendente croqueta de queso azul –queso azul fluido, confitura de calabaza, cecina– y col y flor –infusión de ibéricos, velo de queso Idiazabal, polen de lombarda–, presentado como si fuera una tarta.

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El festín gastronómico puede continuar con chuletillas de rodaballo, un corte del rodaballo especial que se hace a la brasa, tiradito de pato –magret marinado, chutney de calabaza, jugo ácido de calabaza y cítricos–, un cuarto de cordero lechal hecho al horno con su lechuga y cebolleta tierna o chuleta de vacuno mayor a la brasa con pimientos verdes de Gernika y patatas fritas. Dejen hueco para el postre y prueben del flan de aguacate o la torrija hojaldrada.