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Convendría a nuestros rectores (y lectores) que, de vez en cuando, pasearan con calma por las calles y le tomaran el pulso a la nueva realidad. El mucho más modesto ámbito de la cocina es también reflejo de una sociedad cambiante que rara vez se asoma a los periódicos. Baobar, por ejemplo, es el lugar donde los chinos de Bilbao comen platos de la provincia de Fujian como las sopas de albóndigas de pescado, la sopa wonton Rouyan o los caldos con albóndigas.
También aquí, en este local de Hurtado de Amézaga pegado a la Quinta Parroquia, calle que es una suerte de trinchera catastral entre mundos, comen familias africanas, madres colombianas que dan un capricho de arroz tres delicias a sus hijas pequeñas o jóvenes de Gernika que toman un bocado antes de acudir a Miribilla a ver al Bilbao Basket. Lo que viene a ser la vida corriente.
En Baobar trabaja una familia: el padre, Shuilin Lian, doce años como cocinero (buena parte de ellos en el Old Shanghai de Ledesma), su esposa Jianying Lin y dos de sus tres hijas, con Claudia en la atención preferente al público. El castellano es la lengua franca entre los emigrantes y el chino la lengua vehicular de la clientela.
Elaboran a mano cada día las masas que emplean para las gyozas, los saomais y los hakaos que luego cocinan al vapor y las obleas que emplean para el Jianbing (una especie de crep china rellena con salchichas chinas o taiwanesas, baocui crujiente al estilo de una galleta frita, cilantro, lechuga, cebolleta, huevo batido y salsas dulces y saladas). También hornean el pan chino que venden a diario algunos supermercados vecinos y que aquí despachan rellenos con carne (4,25 €).
Baobar es una experiencia. Aprendes que hay churros chinos que puedes tomar con soja caliente y que es el desayuno habitual de los parroquianos. O descubres unas ricas bolas de sésamo rellenas de pasta de chocolate (1 €) y dulces como el Moon Cake que toman en la Luna de septiembre o el Qing Ming, otra golosina ligada a sus fiestas.
Dominan la cartelería en castellano, con abundancia de fotos, los arroces y los tallarines con variedad de acompañamientos que, como los salteados, Shuilin Lian cocina en sus woks con aceite de girasol que invade el local. Los acompaña con salsas de curry, chile, agridulce, de ostras, umami (glutamato) o teriyaki.
Hay gyozas de pollo a la plancha (4,25), rollitos de primavera, hakao, saomais y Xiao Long Bao (las tres, preparaciones de masas).
Conocemos la cocina 'china' adaptada a nuestros gustos (diremos que, por precio, de las más consumidas), pero muy poco de la de verdad. Ah. Y esto no es el tenebroso Chino Misterioso que visitamos hace tiempo.
China es un continente vastísimo, con centenares de cocinas regionales bien distintas. A nuestra latitud han llegado preparaciones adaptadas a los gustos europeos que poco tienen que ver con los sabores originales convirtiendo a la comida china en un fenómeno social por precio. En Baobar aparecen, junto a platos habituales en cualquier restaurante chino al uso, masas elaboradas de forma artesana a diario con rellenos singulares. Las albóndigas en caldo de pescado no son tan 'para todos los públicos', por ejemplo, como las de carne.
Dirección: Hurtado de Amézaga, 19. Bilbao.
Teléfono: 946065465.
Precios: Jianbing: 5,95 €. Tallarines/pato asado: 7,25 €. Arroz tres delicias: 4,15 €. Combos: 9,95 €. Xiao Long Bao: 4,25 €
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