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No hay más que echar un vistazo a las playas cada vez que asoma un rayo de sol para comprobar las ganas de verano que gastan los vizcaínos: apenas se ve un centímetro cuadrado libre en los arenales de Sope, entre los más populares –y populosos– de la costa vizcaína. Con el furor playero se abre también la temporada de chiringuitos, una rama de la hostelería capaz de sacar lo mejor y lo peor del gremio.
Si sentarse a la mesa de un restaurante puede ser uno de los mayores placeres de la vida, hacerlo en una con vistas al mar suma muchos puntos. En ese apartado, Solito apenas tiene competencia. El proyecto de los empresarios responsables de Foodoo, Panda o Colombo para sacarle partido a lo que antes eran tres bares surferos puede presumir de tener una de las mejores panorámicas de la costa vizcaína. «Aquellos garitos estaban de capa caída, se los habían dejado morir y necesitaban una renovación, porque el enclave lo merecía», explica Felipe Pinzón.
El renovado Solito se estrenó hace ahora un año bajo la etiqueta 'beach restaurant', que engloba un establecimiento de comidas y cenas, una azotea donde se sirve picoteo y un bar con terraza chill out. La reforma –en clave «mediterránea y balinesa», explican sus responsables– se esfuerza en transmitir una imagen 'hippie chic', con sillas de ratán, lámparas de rafia, mezcla de estampados y una colección de esculturas budistas que rozan lo 'kitsch'.
La carta ofrece esa colección de recetas globales que encontramos ya en cualquier lugar del planeta, como guiozas, guacamole, ensalada César, phad thai, tataki, costillas lacadas y, por supuesto, la irrenunciable hamburguesa. Platos tópicos, descontextualizados y ejecutados de manera rutinaria. Da igual que el mar de enfrente sea el Cantábrico o el Pacífico Sur.
Pedimos ensalada César –de color desvaído y presentación desastrada–, ceviche de langostinos con una sopa de Idiazabal cuya única función parece ser ofrecer un guiño a la despensa local, un plato de sushi de presentación 'instagrameable' pero sabor pálido y una hamburguesa que se queda en correcta.
Habrá quien cuestione tal exigencia al hablar de un chiringuito, pero es la propia ambición del establecimiento la que eleva las expectativas. Hace falta bien poco para contentar al público playero, pero merece la pena que sea auténtico. Los detalles que podrían haber levantado el menú tampoco parecen haber sido tenidos en cuenta: la recepción al cliente resulta desordenada e impersonal, el servicio es irregular y el decorado se revela acartonado tras el primer golpe de vista. Ante este panorama, el consuelo lo ofrecen las vistas, esas si, inmejorables.
Solito abrió sus puertas en julio de 2023 tras una intensa reforma que unió en un mismo espacio los tres bares que había allí previamente. Su ubicación, a un paso de la playa de Atxabiribil es el plato fuerte de una propuesta que combina algunos de los 'hits' del recetario internacional más informal. La cocina está abierta para el servicio de comidas y cenas, aunque por la tarde permanece abierto como bar. El lugar ideal para contemplar la puesta de sol con una caña o un gin tonic.
Dirección: Atxabiribil, 71 Teléfono: 944 32 94 55 Web: solitobeachrestaurant.com
Guacamole: 9,95 €. Ensalada César: 12,95 €. Burger Ibérica: 14,95 €. Ika tamanegi: 14,95 €
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