Borrar
Urgente Siete rescatados tras un incendio en un bloque de viviendas en Erandio
G. Elejabeitia
El nido de una pareja bilbaína en las Merindades
Jantour | Restaurantes

El nido de una pareja bilbaína en las Merindades

El Petirrojo, encantadora casa de piedra en la campiña burgalesa, atrae a gastrónomos de todo el país gracias a una cocina sencilla y un ambiente acogedor

Guillermo Elejabeitia

Sábado, 25 de noviembre 2023, 18:57

Nada más cruzar la puerta tiene uno la sensación de estar colándose en una casa particular. Ese es el principal encanto de El Petirrojo, una referencia que corre de boca en boca entre quienes se dejan caer por las Merindades. Está en Quintana de los Prados, un pueblecito burgalés de apenas 30 habitantes, a una hora de Bilbao y a un paso de Espinosa de los Monteros. Allí veraneaban Cristina e Iñaki desde hace casi tres décadas hasta que un síndrome del nido vacío muy bien encarrilado les llevó a poner en práctica el sueño de toda una vida.

Pochas con hongos. G. Elejabeitia

Déjenme que les cuente, aún a riesgo de sonar cursi, la historia de por qué se llama El Petirrojo. Es en honor a un pajarillo que solía posarse en la ventana de la casita familiar, con la esperanza de que le cayeran unas migajas. «Venía tanto que nos hicimos amigos», dice Cristina, convencida de que las cosas más importantes de la vida que no tienen por qué avenirse a criterios racionales. El día que falleció su madre, hará unos nueve inviernos, un petirrojo la miró fijamente en la puerta del hospital de Santa Marina. «Era una señal».

Fue entonces cuando, ya sin la responsabilidad de cuidar de sus mayores y con su hijo ya crecidito, se decidieron a abrir por fin un negocio propio. «Se nos echaban los años encima, era ahora o nunca», cuenta Iñaki, cocinero con tres décadas de experiencia al que le podían las ganas de cambiar de aires. Restauraron una coqueta casita de piedra en la entrada del pueblo y la llenaron de cuadros, libros y recuerdos, hasta hacerla tan acogedora como su propio hogar.

Pulpo servida con patatas confitadas y crema de alioli. G. Elejabeitia

Su idea era y sigue siendo disfrutar de las bondades del oficio, pero sin complicarse demasiado la vida. Solo ellos dos atienden el negocio, que en temporada de invierno abre únicamente los fines de semana. Ella se dedica al comedor como quien recibe a sus amigos –a estas alturas de la película la gran mayoría de clientes lo son– y él prepara en la cocina un recetario sencillo, de clara herencia vasca, pero sin caer en el tradicionalismo recalcitrante.

En la carta, concisa y apetecible, reinan los platos de bacalao –«nuestra especialidad»– y goza de merecida fama una pata de pulpo servida con patatas confitadas y crema de alioli. Pero además merece la pena escuchar con atención las opciones fuera de carta que recita Cristina, el día de nuestra visita unas suculentas pochas con hongos o unas kokotxas de bacalao bañadas en un pilpil impecable. Rematamos con unas carrilleras de ternera tiernísimas y una cuajada de oveja ahumada, y enfilamos el camino de regreso con ganas de volver a caer pronto en la casa de esta pareja tan acogedora.

Especialistas en bacalao. G. Elejabeitia

De boca en boca

Cristina e Iñaki quieren atender a cada cliente como si fuera el único, por eso funcionan casi siempre con reserva previa y organizan la llegada de los comensales de forma escalonada. Generalmente no más de una veintena de afortunados a los que siempre reciben por su nombre. Su público llega mayoritariamente de Bilbao o de Madrid, pero también se deja caer por allí algún que otro extranjero, atraído por la mención que hace de ellos la guía Michelin.

Información útil

  • Dirección: Lugar de Quintana, 44. Quintana de los Prados (Burgos).

  • Teléfono: 630123831.

  • Precios: Pochas con hongos:15 €. Pulpo: 23 €. Kokotxas de bacalao: 22 €

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El nido de una pareja bilbaína en las Merindades