Guillermo Elejabeitia
Sábado, 12 de agosto 2023, 00:28
«Yo primero me enamoré de su tartar de atún... y luego ya de él», bromea Mónica Quijano. Esta ingeniera agrícola palentina veraneaba en Laredo de toda la vida, pero no se había planteado echar raíces allí «y mucho menos montar un restaurante» hasta que ... se cruzó en su vida Álvaro Velasco. Él, cocinero guaperas con un currículum de infarto en los mejores restaurantes de este país, desembarcó en la capital de la Costa Esmeralda dispuesto a agitar un panorama gastronómico tirando a conservador. Su amor de verano acabaría alumbrando el recién renovado Antídoto, una mesa que aspira a dar grandes alegrías a la gastronomía cántabra.
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Lo del historial culinario de Velasco va en serio. Tomen aliento. Zuberoa, Martín Berasategui, Sergi Arola, Kabuki, Compartir o La Casona del Judío están entre las prestigiosas cocinas donde se ha fogueado este barcelonés de padre laredano. Con ese bagaje volvió en 2015 a al terruño paterno y abrió el gastrobar Somera, versión popular y desenfadada de lo que ahora se trae entre manos.
El público ya le conoce y eso juega a su favor. Tras una temporada en el local donde estuvo el antiguo Casa Felipe, hace un par de meses que Antídoto se mudó a un nuevo espacio junto a la Alameda de Miramar, donde se propone subir un peldaño su propuesta gastronómica. De momento este verano la carta ofrece una disfrutable tourné por algunos de los éxitos de estos últimos años, mientras prepara las novedades que llegarán en otoño.
Su fórmula no desentonaría en un bistró del centro de una gran ciudad, pero resulta inédita en una plaza de veraneo familiar como Laredo. «Hay a quien le espanta porque no lo entiende y otros que vienen expresamente a probar lo que hacemos», reconoce Velasco. No imaginen demasiadas locuras, su carta es un paseo por el producto local con algunos guiños exóticos, cierta querencia por la cocina nikkei, un par de alardes técnicos aquí o allá, y algunas concesiones para contentar a la chavalada en forma de hamburguesas gurmé.
Entre lo más destacable, el sogi-zukuri de atún rojo que Velasco presenta como si fueran lascas de jamón ibérico, con tostaditas y tomate rallado; el falso risotto de rape y plancton marino, presentado con una blonda crujiente de tinta de calamar, o la desopilante hamburguesa con trufa, sepultada en una montaña de parmesano. Imprescindible dejar hueco para lospostres, el coulant de avellana o la crema de queso con sablé bretón son como para caer rendidos ante un amor de verano.
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Álvaro Velasco y Mónica Quijano han depositado grandes esperanzas en su mudanza a céntrico espacio que todavía huele a nuevo. De momento funcionan con el gastrobar y una apetecible terraza, pero a partir de otoño habilitarán el comedor de la rebotica, donde quieren vestir con muletón y mantel de hilo su propuesta gastronómica.
Dirección: Comandante Villar, 11 (Laredo).
Teléfono: 942048869.
Precios: Sogi-zukuri de atún rojo: 23 €. Rabas: 13 €. Falso risotto de rape: 23 €. Hamburguesa de trufa y parmesano: 14 €.
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