Restaurante Alhóndiga: el menú interminable

Rafael Cañedo se hizo cargo del restaurante Alhóndiga, en Ametzola, en 2012. Un local amplio con forma de bodega que cuenta con dos comedores, uno principal para 78 comensales, y uno privado para 12 personas, ideal para celebraciones. Cañedo, que quiso ser cocinero desde muy joven, estudió en la Escuela de Hostelería de Santander y durante 10 años regentó el Club de Tenis de Castro Urdiales. La Alhóndiga abre sus puertas a primera hora de la mañana para que el personal desayune, especialmente sus tortillas con panes variados (hogaza, de maíz, de nueces y pasas) elaborados en el local. En la barra del bar es posible encontrar buenos pintxos: champiñones con langostinos y ali-oli, crujiente de pollo al curry, tomate relleno de queso de cabra y cebolla caramelizada y unas ricas rabas de chipirón.

El restaurante cuenta con una oferta gastronómica de calidad a un precio muy asequible. Su menú del día incluye 14 primeros platos y otros tantos segundos, recetas como el risotto de setas y hongos, arroz negro con chipirones y ali-oli, ensalada templada de verduritas pochadas y queso de cabra con reducción de PX, alubias rojas con tropiezos, lentejas estofadas con chorizo, pochas con chorizo a la riojana, cocido de garbanzos con sus tropiezos o cocido montañés de alubia blanca.

De segundo encontraremos rabo de buey estofado o carrillera al vino reserva Monastrel, bacalao con piperrada o crepes de champiñones con patatas fritas y salsa de piquillo. Por encargo sirven cochinillo, cabrito o cordero asado en horno de leña. Como postres, tarta de mousse de orujo blanco suave, tarta de galleta María y caramelo y manzana asada con caramelo de ron de caña. El vino especial de la casa está servido por las bodegas Ubide: Ubide Selección (Mar, Aire, Fuego y Tierra), Morestal o Señorío de Mendieta.