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guillermo elejabeitia
Viernes, 30 de abril 2021
La fórmula es sencilla y lleva dando frutos a la familia Sáez de Ibarra desde hace casi 35 años. Sus establecimientos son un híbrido entre pescadería y casa de comidas donde el público elige el género en el mostrador, lo paga al peso y espera ... a que se lo cocinen en un comedor con vistas. Si además la cuenta sale por un precio más que razonable, el marisco sabe mejor y el local se llena solo. Así hicieron fama Ángel y Tere en la marisquería familiar de Urrunaga que regentan desde 1987 y así se la está ganando su hijo Iker desde que hace tres años desembarcó en Barrika.
Dirección Camino Goierri, 13
Teléfono 946763296
Precios Ostra Gillardeau: 3,50 €. Percebes: 79,80 €/Kg. Carabinero: 71,80 €/kg. Besugo: 59,90 €
El modelo del negocio es un fiel reflejo de la trayectoria de esta saga que se dedicaba al comercio mayorista de pescado y llegó a tener hasta nueve pescaderías en Vitoria en sus mejores tiempos. El volumen que gastaban les permitía conseguir unos precios muy competitivos y se les ocurrió probar suerte en la hostelería, pero en un formato informal en la que el protagonista absoluto fuera el producto, su punto fuerte. Ellos, que no habían servido una copa de vino en su vida, optaron por el autoservicio en lugar de tratar de imitar las maneras de restaurantes de alto copete. Y salió bien.
El éxito fue fulgurante y la clientela del primer Ipar Itsaso llegaba de toda Álava, La Rioja, Miranda... y también en gran medida de Bizkaia, lo que acabó convenciendo a Iker para dar el salto al territorio vecino. En su camino se cruzó un espacio con todos los ingredientes para ofrecer un plan familiar apetecible: vistas privilegiadas de la costa, unas campas que invitan a retozar y un amplio caserón que había sido asador y sala de fiestas, y que él ha convertido en una suerte de cervecera del marisco.
Ese ambiente popular es el que se respira en Ipar Itxaso II, sobre todo los fines de semana, cuando llenan el comedor familias con niños y abuelos o grupos de chavales jóvenes que se pegan allí su primera mariscada. El despacho de bebidas y postres en barra puede ser un incordio para algunos, pero como apunta Iker «ahorramos en servicio para competir en precio».
No es fácil ofrecer percebes gallegos de buen calibre a menos de 80 euros el kilo, carabineros por alrededor de 70 o besugos de kilo que no llegan a 60 euros. Para eso tienen compradores en Vigo, Coruña, Huelva, Isla Cristina y casi cada puerto pesquero del país. «A veces dejas de ganar en algunos productos, pero preferimos aguantar antes de subir y que el público sepa lo que se va a encontrar –explica Sáez de Ibarra–. Será que somos un poco masoquistas».
Ha visto a su familia trabajar el pescado desde que era un crío, pero además Iker Sáez de Ibarra se ha labrado una formación junto a los grandes de la cocina vasca. Estudió en la escuela de Hostelería de Luis Irizar y en el tiempo que estuvo de prácticas pasó por Arzak, Bodega Lanciego o el Urepel. Sin embargo donde se ha curtido como parrillero es en su propia casa, primero en el asador de sus padres en Urrunaga y ahora ya por su cuenta en Barrika. En la cocina no se complica: fuego o agua según prefiera el cliente y dejar que brille el producto, que para eso viene de familia de pescaderos.
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