Mariscada y cordero al horno en un restaurante de carretera de Álava

Por esta zona de paso internacional transitan la mayoría de sus clientes: franceses, marroquíes, holandeses, belgas… Al frente está Manoly Fernández Forjanes, el alma matter desde el primer día. «Tenemos muchos clientes fieles. Por ejemplo, hay unos camioneros holandeses que paran mucho y que llamaron a su flota Ruta de Europa», cuenta Barreira. Pero también están los comensales de los polígonos industriales y las empresas que rodean al hotel: Subillabide, Los Llanos, Lidl, Mercadona… «Ahora estamos rodeados de industria, y esto es muy importante», explica. Uno de sus fuertes es la cocina, abierta las 24 horas, dado que, al cierre del comedor, la barra atiende peticiones de todo tipo, tanto bocadillos y platos combinados como raciones.

En el menú diario nos podemos encontrar 14 primeros y otros 14 segundos entre carnes y pescados. Ejemplos de los primeros podrían ser las sopas de cocido o de pescado, las pochas con bogavante o las alubias pintas alavesas… pero también degustación de ibéricos, macarrones a la boloñesa, patatas a la riojana, paella de carne, ensaladilla rusa, diferentes ensaladas… Y entre los segundos, cabracho o salmón a la plancha, merluza a la donostiarra, bacalao a la riojana, gulas con huevo frito, escalope solomillo ibérico, huevos fritos con jamón, codillo o pollo asado al horno, carrilleras ibéricas, hamburguesa de angus, callos, costilla, presa…

Luego están los fines de semana. Aquí los clientes vienen a disfrutar, y el restaurante acoge a decenas de familias y de grupos de amigos que alargan el postre y el café sin prisas. Entre risas y correteos infantiles, el menú de fin de semana se viste de domingo y saca muchas mariscadas gallegas, la tierra de origen de Barreira. También sale mucho el menú de bogavante asado, y hay lubina, rape a la americana, vieiras gratinadas, chuleta de ternera gallega a la piedra o pierna de cordero, entre otras exquisiteces.

Además ofrecen para llevar a casa pollo entero asado o codillo asado, ambos con patatas fritas, por 12 euros.

Un crisol de nacionalidades confía su alimentación en una cocina que trabaja producto de mercado y temporada. En unos tiempos en los que la mayoría de las áreas de servicio ya solo tienen self service, en el Ruta de Europa continúa la atención en barra cercana y de manera tradicional con una cocina abierta las 24 horas.