Los locos del café y la birra artesana de San Adrián

La suya es la clásica historia de superación, de ir sumando poco a poco hasta conseguir convertir lo modesto en algo grande. Javi empezó en la hostelería en lo más opuesto a un espacio gourmet que cabe imaginar, el bar 24 horas de una gasolinera. Joana no tenía ni idea de cocinar hasta que él le propuso venirse a Bilbao y hacerse con un bar en el barrio de San Adrián. «Mi madre me tuvo una semana entera haciendo tortillas», cuenta. Las primeras semanas fueron duras, «aquí no entraba nadie», pero pronto dieron con la fórmula para hacer que la gente no solo cruzara la puerta, sino que repitiera y trajera a sus amigos.

Un curso de baristas les interesó por el café de especialidad, y desde entonces sirven granos de origen –probamos un afrutado, casi cítrico, procedente de Brasil– en todas las formas posibles. Siguen teniendo un buen café para el expreso normalito que demanda la mayoría, pero el que quiere algo distinto, aquí lo encuentra.

Lo mismo pasa con las cervezas artesanas, un gusanillo que les inyectó un cliente habitual al traerles las primeras latas. «Empezamos con las artesanas habituales producidas en la zona y hoy contamos con más de un centenar de variedades», entre las que brillan los formatos grandes de Cantillon, 3Fonteinen o Tommie Sjef. En la barra, amén de una tentadora variedad de tortillas –de ibérico con queso, ensalada de puerro, pulpo con pimentón de la vera o txistorra– ofrecen un amplio abanico de emparedados que van más allá de la pulguita habitual. Hasta han conseguido que la parroquia aprenda a pronunciar 'pulled pork'.

«Me niego a servir solo Coca-Cola y cerveza industrial, porque ya lo tiene todo el mundo», dice Javi, y en eso podría resumirse la filosofía de la casa. Ojo, no es solo amor al arte, diferenciarse les ha hecho ganarse una clientela fiel que traspasa ampliamente los límites del barrio de San Adrián. «Si nos hubiéramos limitado a lo de siempre, quizá no estaríamos aquí».