El restaurante de sabor menorquín que acaba de mudarse a un antiguo almacén portuario en Uribitarte

Guillermo Elejabeitia

Lunes, 31 de marzo 2025, 01:14 | Actualizado 20:06h.

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Menorca queda bastante lejos de Uribitarte, aunque este enclave marinero del viejo Bilbao también fuera en origen una isla. El agua de la ría llegaba entonces casi hasta la puerta de este caserón que antiguamente fue vivienda de pescadores, después almacén portuario y hasta hace poco acogía un txoko y una peluquería. Desde hace cosa de un mes es la nueva sede del restaurante Nura, que acaba de mudarse aquí tras una década de andadura en la calle 2 de Mayo. ¿Y qué tiene todo esto que ver con Menorca?

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Es el cocinero, Biel Portella, nacido en las Baleares y afincado en Bilbao desde su época de estudiante, quien se encarga de conectar dos paisajes tan distintos en el plato. Él y su socio Eder Gómez coincidieron en la Escuela de Hostelería de Galdakao e hicieron un pacto, si alguno de los dos se decidía a montar un restaurante llamaría al otro para emprender la aventura juntos. La oportunidad surgió finalmente en 2015, cuando se hicieron cargo de un bistró que había tenido ya varios dueños en una calle que entonces aún ofrecía promesas de regeneración bajo el rimbombante título de 'el Soho bilbaíno', ¿se acuerdan?

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En estos diez años han conseguido hacerse un hueco en el disputado –y no siempre agradecido– campo del menú del día, ofreciendo un repertorio de recetas frescas, donde se dejan ver aquí y allá aires de esa tradición menorquina que Biel traía aprendida de casa. «Al principio solo teníamos claro que queríamos ofrecer una cocina real y asequible, pero hemos ido dándole forma a nuestro estilo con el tiempo y pulsando los gustos de la gente».

Los fines de semana ofrecen una caldereta de bogavante al estilo de la isla, sin arroz, ni patata, solo marisco y una sopa sustanciosa, mientras que a diario apuestas por fórmulas más livianas, que permitan seguir con la jornada. Una crema de espárragos y puerro, una ensalada de garbanzos, unos pimientos rellenos de verduras o una merluza con berza y manzana son la clase de recetas que cabe encontrar en su menú semanal, donde no suele faltar tampoco algún arroz, hojaldres rellenos o la socorrida carrillera. En postres como la tortada de almendra vuelven a resonar ecos menorquines.

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¿Qué les ha empujado a mudarse? Resultó que la pátina de moderneo no ha conseguido levantar el ánimo de la calle 2 de Mayo, que lejos de resurgir ve como cada vez hay más persianas bajadas. Así decidieron emprender la búsqueda de un nuevo local, que ha tardado dos años en aparecer. La mudanza les ha permitido diseñar el espacio a su medida, con una cocina vista, suelo de terrazo y una piedra casi desnuda que remite, de nuevo, a las tancas de Menorca.