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david de jorge
Viernes, 30 de octubre 2020, 00:25
El occidente cántabro guarda muchas sorpresas en localidades como Valdáliga y su barrio de Lamadrid, en el que tuve la fortuna de descansar unos días alojado en una fabulosa casona llamada Palacio de Constanza, en mitad de un sembrado, rodeado de vacas y el rumor ... cercano del mar. Lo inaugurarán en febrero de 2021 y su situación privilegiada lo convertirá en un inmejorable centro de operaciones para patearse la comarca. Desde allí, en un suspiro, llegas a Caviedes para comerte unas albóndigas en Casa Cofiño -les prometo próxima crónica detallada del establecimiento-, das un garbeo pateando Comillas y empapándote de su señorial estampa, alucinas en cinemascope en la coqueta Santillana del Mar o bordeas sus arenales y serpenteas por carreteras comarcales para aterrizar con apetito en San Vicente de la Barquera.
Dirección Los Soportales, 24
Teléfono 942712542
Carta 40/60 €
La ciudad está preparada para encandilar al forastero, así que aparquen su automóvil en el puerto y péguense un buen paseo para hacer hambre y alucinar con una surtida oferta comercial llena de tascos de postín, establecimientos playeros, chiringuitos, ultramarinos repletos de golosinas, alguna que otra confitería y pastelería atiborradas de opulentas especialidades locales y ese diamante en bruto llamado Las Redes, que resplandece desde el año 1993 gracias al tesón y el esfuerzo familiar de Lolín y Toti, que junto a José y sus hijos Mary, Susana y Pedro, pusieron en marcha un negocio que sufrió la de dios es cristo hasta conseguir que los zampabollos y más reputados comilones nos sentáramos en sus mesas como un oso sobre un panal de rica miel.
Como todas las aventuras que apuestan por la calidad por encima de todas las cosas, en este negocio empezaron como pudieron atendiendo una barra de mucho movimiento con raciones y vinos a mansalva, despachando comedor y terraza con menús del día de categoría y picoteo fino filipino, rico, sencillo e informal.
Batallaron para que todo pichichi se marchara a casa bien comido y bebido, haciendo esa imprescindible clasificatoria previa para batirse hoy en la liga de los campeones del mundo. En el año 2005, después de dar muchísimos servicios, comenzaron José y Susana en cocina y Pedro y Mary en sala seleccionando la cesta de la compra, levantando un poderoso listado de vinos que les ha permitido que los morros más refinados vayan apareciendo por la puerta, guiso a guiso, plato a plato y copa a copa.
No es nada fácil conseguir buen material y arriesgar el pellejo para servirlo de manera irreprochable, con oficio y sin darse mayor importancia, que es clave para que brillen carnes, pescados, mariscos y crustáceos. Susana es la encargada de poner en marcha los caldos y soltar amarras con los sofritos bien de mañana para que luzcan los guisotes y toda la artillería necesaria para fundir arroces, calderetas marineras, escabeches, menestras de verdura o chipirones de guadañeta. Le luce el moño a la muchacha, pues está bien preparada para resolver el apartado dulce de la carta, liquidando con soltura, cintura y elegancia un fin de fiesta que sorprende por la suavidad de sus tartas, de queso o chocolate, y por ese flan de higos almibarados que revienta la pana.
Se complementa con José, responsable de la selección y acicalado del material procedente de la lonja del pueblo, a dos pasos cruzando el puente, o en las cercanas de Bustio y Llanes. Desfilan ejemplares de talla descomunal, rodaballos, meros, doradas, sanmartines, besugos, reyes o machotes. Los timbres de gloria de la casa son las rabas de calamar fresco, las almejas finas a la sartén y cualquiera de los bichos mencionados, asados o plancheados.
No pierdan de vista la langosta cocida con mahonesa, ¡menudas cachas!, el buey de mar cocido al natural con sus corales y muelas bien cargadas, las nécoras a la plancha o ese bogavante azul troceado y frito a la sartén, con su picantillo, que deja la bandeja inundada de un jugo oceánico aceitoso en el que podrán ahogar sus penas con un buen chusco de pan. Si caen por allí, salúdenlos de mi parte y pónganse gochos rindiendo honores a los mejores frutos del mar.
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