Producto marinero y recetas exóticas en El Peñón de Sopela, mucho más que un chiringuito

Aunque sigue luciendo igual de fresco cada verano, han pasado ya 24 años desde que Aitor Arketa, Manuel Gabancho y Miguel Cabada transformaron el antiguo merendero de la playa de Sope en uno de los 'beach bar' más atractivos del Cantábrico. Al principio orientaron el negocio a la fiesta, animando el atardecer a base de cócteles, música moderna y ambiente surfero.

Esa oferta relajada sigue manteniéndose en la planta baja de El Peñón, mientras que la azotea y su terraza con vistas privilegiadas han ido transformándose con el tiempo en un comedor selecto, demostrando que no por vestir bañador y chancletas hay que renunciar a comer como un señor.

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El coronavirus y sus restricciones de aforo terminaron por rematar el cambio. Si no podían llenar hasta la bandera, había que cuadrar números ofreciendo una carta de más calidad. Desde entonces en El Peñón uno se puede comer un besugo, un rey o un rodaballo desespinados en sala como en los restoranes de la vieja escuela.

Pero además de esta exhibición de producto marinero, la casa ofrece un puñado de recetas exóticas, de influencia oriental, resueltas con originalidad y oficio. Probamos un carpaccio de gambón con cebolla encurtida y mahonesa de chipotle, una ensalada de remolacha a modo de tartar muy bien aliñada o un tataki de picanha con crema de zanahoria y kimchi francamente disfrutables. Todo en la misma paleta de sabores chispeantes y presentaciones cuidadas, a juego con unas vistas impresionantes en las que El Peñón no tiene competencia.

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Ambiente relajado

Repiten año tras año en las listas de los mejores garitos playeros del país gracias a una fórmula que combina el ambiente relajado y la gastronomía de calidad. Además de picoteo informal en el snack bar y comidas selectas en la azotea, también organizan bodas y eventos.