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El restaurante El Viso ha conseguido poner en el mapa del País Vasco a un concejo pequeño, pero no por eso poco importante. Pertenece al municipio de Armiñón, una población a orillas del río Zadorra cuyas riberas ofrecen agradables rincones para pasear y descansar. Allí, muy cerca de la carretera, con buenas comunicaciones y un aparcamiento gratuito, se encuentra este comedor acogedor, con una gran cristalera donde entra el sol haciendo de éste un espacio luminoso y muy agradable, un sueño hecho realidad para sus dueños.
Dos Soletes de la Guía Repsol lo avalan por «fundir componente rural, anhelada innovación y el legado de la 'Nouvelle Cuisine'», y ese es el propósito de Sonia Lumbreras y José Antonio de Lamo en este restaurante abierto en 2007. Ambos habían trabajado siempre en hostelería, 35 años. En el caso de José Antonio en el Bahía del Gran Duque canario, por ejemplo, cuando era uno de los grandes hoteles de gran lujo de Europa. También en otros establecimientos del norte.
Comenzaron de cero: primero la cocina y luego el comedor, con terraza y vistas al campo. A su gusto y, dicho y hecho, levantaron un restaurante que, con el tiempo, ha cambiado de filosofía. Siempre han tratado con producto de primera calidad y cercanía, elaborado con exquisitez y cariño, con muy buena presentación. Pero desde hace un tiempo han preferido dejar a un lado la barra y la carta para centrarse en un menú del día que deje a sus comensales tan a gusto como si comieran en casa de su amama, solo que con un punto innovador o sorprendente que hace que tengan clientes «mega fieles».
En esta propuesta diaria hay cocina «de chup-chup, de a poquitos», explica Sonia, por eso piden que se reserve tanto entre semana como el fin de semana. José Antonio va al mercado todos los días y decide qué va a cocinar esa jornada. Depende de la temporada «y de lo que le de al ojo». Siempre hay ensaladas, verduras (pisto, guisantes, menestra con rebozados…), potajes (pochas con txangurro, garbanzos con hongos, alubias con sacramentos…), arroces, pasta (como los ravioli con tartufata que tanto gustan), bacalao y otros pescados en diferentes elaboraciones, codillo, ternera, cordero… y los postres del día (hojaldre con mascarpone, mousse de yogur con mango, diferentes tartas…).
El menú del fin de semana y festivos es de 'degustación', tanto para los clientes como para José Antonio, que es donde se explaya. En él hay una tortita crujiente de maíz con boquerones, mahonesa de piparras y mejillón al vapor con vinagreta picante de ají. También un crep crujiente de pato confitado con salsa de hongos. Una crema suave de puerro con láminas de bacalao y caviar de salmón ahumado. Ventresca de atún con pisto de verduritas y salsa de pimientos asados. Un lingote de cordero asado a baja temperatura con guarnición, y un postre de la casa que no defrauda a nadie.
Sonia Lumbreras y José Antonio de Lamo habían trabajado siempre en hostelería hasta que, cuenta Sonia, «nos encontramos con esta tierra que se vendía y nos pareció un buen sitio para desarrollar nuestro trabajo y un lugar para que crecieran nuestros hijos. Decidimos que era el mejor entorno para lo que queríamos... lo mejor para ellos y para nosotros, alejados de la gran ciudad, en un pueblo, pero bien comunicados».
Dirección: Real, 32. Estavillo, Armiñón (Álava).
Teléfono: 945365316
Precios: Menú del día: 20 €. Menú degustación fin de semana y festivos: 48 €.
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