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Guillermo Elejabeitia
Jueves, 15 de agosto 2024, 15:03
Aparece siempre en todas las listas de los pueblos más bonitos y no es para menos. Lekeitio luce una estampa difícil de igualar, pero es mucho más que un decorado pintoresco. Si busca ambiente marinero, una playa espectacular y buenos bares y restaurantes para alimentar el veraneo, este es el destino ideal. Lo de aparcar el coche ya es otro cantar.
El más madrugador de los bares de Lekeitio, desde las 7 de la mañana despacha desayunos a los que salen a dar una caminata o a coger sitio en la playa. El zumo de naranja es natural, las tostadas, de mollete, la tortilla, sustanciosa, los pasteles, caseros y los cafés, ilustrados. Puede que a primera vista, su aspecto algo oscuro se asocie más a un bar de copas -también las ponen bien y no cierra hasta pasada la medianoche-, pero los precios ajustados y su buen ánimo les asegura ambiente desde primera hora.
Tabernota de inspiración irlandesa y ambiente motero, ubicada estratégicamente al fondo del puerto, que se pone de bote en bote a la hora del aperitivo. Bocadillos de bonito, conservas de la zona, revuelto de champis y algunas raciones son más que suficientes para llenar hasta la bandera la terraza, tanto de público autóctono como de forasteros que acuden al ver animación. Si es de los segundos, no se ponga picajoso con el servicio, que esto no es un 'beach club' con pretensiones.
Encantador restaurante de pintorescos aires marineros que ha cimentado a lo largo de los años su estatus como gran referente de la localidad. Famoso por su rodaballo, su sopa de pescado, la almeja fina, la cigala o por una chuleta superior, no conviene perderse los guiños a la cocina tibetana que aporta Dolma, la esposa de Javier Zapirain. Una armónica mezcla de sabores y tradiciones que triunfa, aunque suene a tópico, por estar hecha con cariño. Quizá a algunos no les resulte barato, pero tampoco lo es el género que gastan. Como se pueden imaginar, conviene reservar.
No está en primera línea de puerto pero pareciera que los pescados acaban de saltar del mar al plato. Esta sencilla taberna conquista por la manera de tratar tanto al género -sean unos txipis del mismo Lekeitio, un tomate de caserío, un txangurro al horno, una lubina salvaje o unas manitas de cerdo- como a su fiel clientela. Ambiente familiar en un espacio pequeño al que se le sacan chispas, pues también ofrece una amplia de bocadillos, pintxos y hamburguesas para una ocasión más informal. to del restaurante
No confundir con el mítico tablao flamenco, aunque algo de ese ambiente golfo hay en este imprescindible local de Lekeitio. Mitad bar de copas con una cuidada selección musical, mitad pizzería abierta de 20.30 a 23.30 para empapar las rondas de cañas. Más que aceptable selección de vinos y cervezas artesanas y un ambiente auténtico, ideal para rematar un jornada de playa.
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