Una buena selección de carnes y pescados en Oneko (Zeanuri), lejos del mundanal ruido

Si busca aire puro, una escapada tranquila, caminatas por el bosque y una comida reconfortante, he aquí un destino ideal. Este remoto enclave rodeado de montañas en pleno parque natural del Gorbea está a solo un puñado de kilómetros del centro de Bilbao y otros tantos de Vitoria. Sin embargo uno tiene la sensación de haber viajado a alguna montaña perdida de los Alpes, Bariloche o el Sudeste asiático. Tal es la atmósfera que impregna este hotelito con spa y restaurante regentado por una familia cuyo viaje profesional empezó bastante lejos de la hostelería.

Luis Orcera se ha dedicado toda la vida al sector del transporte. Quizá por defecto profesional, empezó a cultivar una pasión viajera que le ha llevado a recorrer medio mundo en autocaravana. En 2005 se hizo con un viejo caserío en Ipiñaburu (Zeanuri), con la idea de guardar allí la roulotte. Pero donde otros solo veían pinos él vio potencial para un turismo pausado y silencioso, conectado a la naturaleza.

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Así nació Etxegana, la casa a la que junto a su mujer Begoña y sus hijos ha dedicado buena parte de sus energías. El hotel nació con una docena de habitaciones y un salón con vistas, pero en cada temporada ha ido añadiendo nuevos servicios. El primero, un confortable spa que ayuda a mantener vivo el negocio pasado el mes de septiembre. A día de hoy cuentan con 18 habitaciones, salón de banquetes, centro de reuniones, terraza acristalada y unos jardines desde los que la vista se pierde en los bosques circundantes.

La parte gastronómica empezó siendo un mero complemento del hotel, pero con el tiempo el restaurante ha ido ganando público más allá de la lista de huéspedes. Su restaurante se llama Oneko by Etxegana, una preposición en inglés que, en su afán por transmitir modernidad y toques autorales, despista un poco. Lo cierto es que la carta de la casa sigue de manera bastante fiel el manual de cocina tradicional actualizada que rige en buena parte de la hostelería vasca.

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Entrantes a base de ibéricos, espárragos, anchoas o tomate con ventresca; alguna ración de marisco para darse un capricho, pescados al horno, bacalao al pilpil y una buena selección de carnes servidas con esmero. Todo ello regado con un sucinto repertorio de riojas, riberas, ruedas y demás, en el que no hallarán sorpresas pero si viejos conocidos. En el comedor, iluminado por una galería de vistas imponentes, reina un ambiente cosmopolita, pues este hotelito colgado de las montañas en el corazón de Bizkaia parece ser más célebre entre viajeros llegados del extranjero que entre el público autóctono.

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Fusión vasco-indonesia

La decoración del hotel Etxegane mezcla referencias tradicionales vascas con muebles franceses o británicos y algunos toques asiáticos, gracias a los detalles que la familia se ha traído a Bizkaia de sus viajes a Indonesia. El conjunto ha llamado la atención de un público internacional que busca tranquilidad en un establecimiento integrado en una red de hoteles silenciosos y que ha aparecido en varias publicaciones europeas como uno de los mejores spas del norte del país.