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No deja de ser curioso que un lugar donde se pasó tanta hambre y tantas penurias haya acabado convertido en un pintoresco enclave gastronómico, donde la gente ya no acude en busca de mineral de hierro, sino a darse un homenaje en forma de alubiada. La Arboleda, y por extensión toda la Zona Minera de la Margen Izquierda, ha experimentado un cambio radical en el plazo de pocas generaciones. Los vestigios de su rudo pasado son todavía visibles –y lo serán por mucho tiempo– en ese «paisaje trastornado por la mano del hombre» que retrató Blasco en su obra 'El Intruso'. Pero los barracones y las cantinas siempre escasas de género han sido sustituidos por un enjambre de bares y tabernas que atraen cada fin de semana a centenares de familias.
Las alubias formaron siempre parte del rancho minero, pero sin la largueza y sustancia que hoy exhiben los pucheros de lugares como Casa Sabina –la pionera–, el asador Maite, Etorkizuna, Zuhaztieta o el que hoy nos ocupa, León XIII. Fundado en 1906 por una asociación católica –que lo bautizó en honor del Papa del movimiento obrero–, desde hace 40 años está en manos de Florentino Benito Burgos y familia, que lo han convertido en uno de los principales referentes de este particular ecosistema culinario.
Ocupa la primera planta de una pintoresca casa en la plaza del pueblo que empezó siendo cafetería y sala de juegos para los chavales. No fue hasta los años 90 cuando Floren decidió darle una vuelta al negocio, alentado por el éxito de su vecina Sabina Legarreta, la primera que empezó a ofrecer alubiadas a los excursionistas. Sustituyó entonces los futbolines, el ping pong y el billar por un comedor de mueble castellano que sigue estando presidido por el lienzo de los fundadores.
Allí sirven en puchero de barro alubias de variedad tolosana cultivadas en un caserío de La Puebla de Arganzón. «Cuando son nuevas no las ponemos a remojo porque pierden color», explica la cocinera, Irati Rodríguez. Llama la atención la profusión de sacramentos: chorizo, costillas de cerdo, papada y una deliciosa morcilla de Getxo, amén de berza y piparras. Podrían constituir por si solas una comida completa.
Pero si antes han hecho hambre con una buena caminata les recomiendo que no se pierdan algunos otros platos de la carta, como la rica menestra, el micuit casero de foie o los cremosos hongos con Idiazabal. Los fines de semana se ofrecen también pescados al horno, cabrito asado o chuletón de Okelan. Delicias de alto copete que hacen que hoy el comedor del León XIII esté más poblado de señoritos que de obreros.
Un lienzo de los próceres que impulsaron la asociación León XIII posando en la plaza de La Arboleda a principios del siglo XX sigue presidiendo el comedor de este restaurante regentado desde hace 40 años por Florentino Benito Burgos y Pilar Lucas. Ambos nacidos en Castilla, llevan desde la infancia en el valle de Trápaga. Hoy les asiste su hijo Egoitz, que junto a su pareja, Ainize Sánchez, se prepara para tomar las riendas de la casa en un futuro cercano. Al frente de los fogones está la joven cocinera Irati Rodríguez.
Dirección: Magdalena, 12. 1º Piso. La Arboleda
Teléfono: 678408681.
Menestra: 11 €.
Precios: Hongos: 17 €. Alubiada: 16,50 €. Solomillo: 21,50 €.
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