Alubiada en las faldas del Mugarra

Nahikari Cayado

Lunes, 11 de septiembre 2023, 18:05

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Si eres de los que te gusta disfrutar de una buena alubiada con todos sus sacramentos, es casi una obligación visitar el icónico restaurante de Larrinagatxu que, siempre con discreción y humildad, forma parte de la historia gastronómica de Durango. Aunque nació para abrirse solo en temporada de txakoli, evolucionó en su segunda generación para convertirse en un popular restaurante que gestiona hoy Carlos Gómez de Segura junto con su hermana, tercera generación. Situado en el emblemático barrio que lleva su propio nombre, el caserío despacha una cocina basada en los platos ancestrales del recetario vasco con un claro plato estrella: las alubias, que siempre van acompañadas de chorizo, morcilla, costilla y panceta.

Pero además, en su menú nunca falta una menestra de verduras o algún plato de patata que puede cambiar cada día. «Solemos variar. Un día pueden ser patatas en salsa verde y otro marmitako con bonito», nos aclara Carlos. Entre los platos con cuchara que más éxito tienen se encuentra también la sopa de pescado o los garbanzos con espinacas y langostinos. Para los viernes suelen incluir en su oferta arroz, que también lo preparan en distintas variedades.

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En su carta se esconden sabrosas recetas de pollo asado con cerveza, salmón con salsa de hongos, pastel de carne, merluza –frita o al horno–, rape, rodaballo, chipirones, entrecot o escalopines con salsa de queso Idiazabal. Sin olvidar que, depende de la época del año, en Larrinagatxu se podrán encontrar tradicionales manjares como caracoles (en Navidad) y manitas de cerdo rellenas de hongos (en cuaresma).

Los postres, todos caseros, también reciben muy buenas críticas por parte de los comensales. Destacan el goxua y la tarta milhojas. Pero si hay algo que no pueden retirar de la carta son los canutillos finos rellenos de requesón, crujientes, delicados y empapados de 'coulis' de melocotón que están para chuparse los dedos.