Boletus con yema. G. E.

Aker (Cuzcurrita): La magia de lo sencillo

Un cupón ganador dio a esta familia de currantes la posibilidad de montar en La Rioja un asador en el que se come de vicio

guillermo elejabeitia

Viernes, 8 de noviembre 2019, 13:01

Todo empezó con un cupón de la ONCE. «Bueno, con unos cuantos», puntualiza Ana Arnáez. Agosto de 1997, la familia Burgoa regenta el bar de los jubilados de Cuzcurrita (a 12 kilómetros de Haro) y el vendedor de lotería entra por la puerta. Ana se ... limpia las manos con el delantal y le pide un boleto. El sudor de horas de trabajo en la cocina le corre por la frente. Tiene un presentimiento: «¡Compra cinco, no seas rácana!». Siempre había tenido fama de ser un poco bruja y aquel 13 de agosto la demostró. Con las lágrimas de San Lorenzo a la familia le llovieron también un puñado de millones de pesetas. No los bastantes como para retirarles de la hostelería, pero si los suficientes para montar un negocio propio.

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Aker (Cuzcurrita)

  • Dirección Agurdienterías, s/n.

  • Teléfono 941301799.

  • Web asadoraker.com.

  • Precios 35/40 €

Así nació el asador Akelarre, que unos años después cambió su nombre por Aker tras una queja del tres estrellas Michelin donostiarra. ¡Cómo si alguien los fuera a confundir! La decoración rústica, el ambiente popular y un trato tan familiar que puede escamar a los clientes más estirados sitúan a este recio restaurante de pueblo en las antípodas del 'fine dinning'. Y sin embargo se puede disfrutar allí de una comida capaz de contentar al paladar exigente. La fórmula consiste en una excelente despensa y dejarse de sortilegios a la hora de cocinarla.

Los puerros de la amama

Los fogones y el asador se los reparten Ana –con una mano extraordinaria para los potajes– y su marido Ángel Burgoa. En la sala derrocha energía su hijo Aritza, que parece multiplicarse para atender a cada mesa como si fuera la única. La carta escueta pero apetecible y los precios de otra época mantienen el comedor lleno hasta la bandera los fines de semana. Nosotros nos adelantamos un par de días para disfrutar de la casa sin apreturas.

Empezamos por unos soberbios boletus recogidos por el propio Aritza en la Sierra de La Demanda. «No tengo proveedor de hongos pero me conozco la demarcación de Ezcaray como la palma de la mano», presume. Los que nos llevamos a la boca tienen la talla exacta y han pasado lo justo por la plancha para mantener intactos sus aromas. Cómo único aderezo, esa salsa insuperable que es la yema de huevo. Comienza fuerte.

Carrillada de ternera. G.E

Seguimos con unos delicadísimos puerros, homenaje de la familia a su amama de Basauri, que los domingos hacía sopa de zancarrón y se reservaba para ella los puerros del cocido salteados con un poquito de ajo. Hoy los toma casi cada cliente que pasa por el Aker. Como plato de cuchara, probamos las pochas con almejas. Salsa espesa y aspecto contundente, pero sabor más sutil de lo que hace intuir su presencia.

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La casa está especializada en carnes y pescados a la brasa, pero nos dejamos llevar por un presentimiento y pedimos la carrillada de ternera al vino tinto. Un acierto. La salsa tiene un color y aroma impecables y la textura de la carne es tan fina que se puede comer con cubiertos de pescado. El guiso destila la misma nobleza humilde que esta familia de currantes que hace magia en los fogones gracias a un cupón de la ONCE.

G.E.

En familia

Ana Arnáez, Ángel Burgoa y su hijo Aritza forman una familia de todoterrenos de la hostelería que se dejaron la piel en negocios de otros antes de echar raíces en Cuzcurrita gracias a un golpe de suerte. Allí pusieron en pie el asador Aker, que se ha hecho un nombre en la región gracias a sus carnes y pescados a la brasa y su excelente selección de productos de temporada. En un calado centenario que llaman la cueva de las brujas guardan joyas de las bodegas de la zona como el espléndido Urbina Reserva Especial del 2001 con el que regamos nuestra comida. No se pierdan los hongos que Aritza recoge en La Demanda ni los guisos y potajes que bordan sus padres. Un descubrimiento.

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