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guillermo elejabeitia
Viernes, 5 de julio 2019, 13:04
Tres días de música y fiesta requieren reponer fuerzas. Pero encontrar algo decente que echarse a la boca puede ser una tortura para el estómago y para el bolsillo. Bocadillos de chicle, salchichas de poliuretano, pizzas de cartón piedra... El menú no resulta muy apetecible, ¿ ... verdad? Sobre todo si se paga a precio de marisco. Sin embargo el BBK Live se esfuerza en desmentir la mala fama que arrastra la comida de los festivales, con una oferta completísima dentro y fuera del recinto. Que para algo estamos en Bilbao.
Estrellas como Thom Yorke o Liam Gallagher lo tienen fácil, a los artistas les servirá el catering el restaurante Zarate, con una estrella Michelin. Pero además, no pocos músicos aprovecharán su estancia en Bilbao para darse un homenaje culinario. «Muchos nos piden que les llevemos a Etxebarri o a Azurmendi, y a veces es una odisea conseguir mesa», desliza Borja Dopico, director de planificación de Last Tour, que sin embargo se resiste a revelar dónde cenaran los Strokes antes del concierto.
Para los simples mortales, en el recinto hay opciones para todos los gustos y necesidades. Desde La Pavoneta, el único food truck certificado para celiacos de todo el país, hasta una parrilla argentina bautizada como Mcanudos, pasando por clásicos de Bilbao de toda la vida como las salchichas de Thate, el recinto está sembrado de puestos de comida para que nadie pase hambre sean cuales sean sus gustos: Rosalía, Omar Souleyman o Vetusta Morla.
Pero el banquete de verdad está en Bilbao, que ofrece posibilidades para todos los bolsillos, desde una chorreante hamburguesa hasta un sofisticado menú degustación. El festival calienta motores con una serie de conciertos en escenarios urbanos que se prestan a un aperitivo con banda sonora. El ciclo Bereziak arranca el día 11 con un concierto de Mastodonte, la banda del actor Asier Etxeandia, en la sala BBK. A un paso de allí está la calle Ledesma, algo así como el esófago del Ensanche. Están los castizos como el Nicolás, el Periflú o o el Artajo y los más peripuestos como Bilbao Berria o Magnum, pero si no encuentra un garito de su agrado es que no le gustan los bares.
Otro de los puntos calientes es el Arenal, donde tocan Pony Bravo, Lorena Álvarez o los Hermanos Cubero. Ahí la opción está clara: pierdánse en el Casco Viejo y pónganse morados de pintxos. Gure Toki, Iturriza o el Bilbao son apuestas ganadoras en la Plaza Nueva y en cualquiera de las tascas de la calle del Perro se puede disfrutar de un guisote popular. Pero por favor, no se pierdan los tigres del Baste, los champis del Motrikes ni las anchoas de la taberna Basaras.
Junto a las Torres de Isozaki tocarán Cariño, Gimnástica o Annie B Sweet. Ahí lo natural sería darse un garbeo por el primer tramo de la calle Ercilla, donde hay joyas del tapeo como la cafetería Gorliz o el bar Capricho. Si lo que quieren es un chuletón, no hay que irse demasiado lejos, a un paso del escenario está La Taska de Isozaki.
Los Jardines de Albia acogen otro de los escenarios callejeros, por donde pasarán Ortiga, The Intergalactic Republic of Kongo o Mujeres. Para regar el gaznate entre canción y canción merece la pena entrar al Café Iruña, aunque solo sea para flipar con los arabescos del techo. Más desenfadado y canalla es el Ambigú, refugio predilecto de la escena indie. Cañas, buena música y menús pintureros. Y no lejos de allí está Basquery, paraíso hipster con cervezas artesanas, panes de masa madre y picoteo slow.
¿Buscan un menú del día potente a precios populares? Tomen nota: Ágape o Blanco y Negro en Bilbao La Vieja, Iñakiren Taberna en las Siete Calles, El Gernikes en Atxuri, San Gotardo en Diputación o Gure Kabi en Estraunza. ¿Que no hay manera de sacar a la chavalada de la pizza o la hamburguesa? Tranquilidad. Desde la callejera Pizza Via hasta la sibarita del Coppola, pasando por Casa Leotta o la más tradicional de la Trattoria Napoletana, hay opciones de sobra sin necesidad de pisar una franquicia. Con las hamburguesas pasa un poco lo mismo, pero si optan por la Brasa Canalla, Florida o la cafetería Manila, aciertan seguro. Si después de esta batería de recomendaciones acaban mascando cartón piedra en una franquicia yankee, no tienen perdón de dios.
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