

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Dicen que la inspiración es ese momento de lucidez o brillantez repentina que hace aflorar la creatividad y que provoca como resultado, en ocasiones, magia para los sentidos y es una ‘tocaemociones’. Muchos artistas y genios de todos los tiempos han reflexionado sobre ella, ya lo decía Picasso que la inspiración existe pero ha de encontrarte trabajando, o como Freud, que no esperaba a que ésta llegara sino que salía a su encuentro. Es ahí, a mitad de camino, dónde suelo hallarme, trabajando y esperando que aparezca o saliendo en su busca sin saber exactamente dónde pueda acabar. También dicen que la cocina, mas allá de un oficio o una profesión, es un estilo de vida; yo creo que esta idea cobra mucho mas sentido cuando pretendemos que la creatividad esté presente, ya que hace que tengamos, de alguna manera, que estar siempre con esa mirada atenta ante las cosas que nos ocurren y con esa especie de radar siempre conectado y en estado de vigilancia por si las musas pasan a visitarnos. Al final, la creatividad no es más que el resultado de con qué criterios organizativos y cómo, cada uno, filtramos toda la información y estímulos que recibimos en cada momento y en cada lugar.
Por eso pienso que cuanto más atentos mejor, pero cuantos más estímulos recibamos también favorecerá que esa inspiración aparezca. Llegados a este punto las fuentes de inspiración son infinitas: desde la memoria gustativa, ese recuerdo que nos hace cocinar platos que nos transportan directamente a un momento o lugar especial o nuestro entorno, que incide directamente en todo lo que hacemos. No se cocina de la misma manera en la montaña rodeado de naturaleza, en el mar con la playa delante de ti o en la ciudad con el asfalto como césped. A veces es un producto y otras sus productores, historias de vidas contadas a través de un plato, una técnica, una conversación...
Viajar suele ser una fuente de inspiración muy rica y valida para los cocineros en general; conocer productos, técnicas, beber de otras culturas, compartir... aunque para esto, hay que salir de nuestras cocinas, lo cual me lleva a otra cuestión que a algunos todavía, a día de hoy, les sigue escociendo, que si este cocinero está en la cocina, éste otro no... etc. ¿Cómo vamos a aprender más y a crecer si nos autoencerramos en una jaula todo el día para deleite de quien viene a vernos? ¿Como llegar a hacer un mochi de huitlacoche si no hemos ido a Japón o a México? ¿Acaso no es justo y necesario que Perú te robe el corazón y haga anicuchos con él ? Para mí no hay debate. Dstage no existiría, yo no existiría. Pero esto da para otro ensayo así que lo dejo en ‘pendientes de inspiración’.
Lo que está claro es que no es fácil que la inspiración aparezca y mucho menos que lo haga de la mano de la creatividad, pero cuando esto ocurre, se gestan las ideas y es una de las sensaciones más mágicas que uno puede experimentar. Espero haber sido inspirador para todos ustedes.
On egin!
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El humilde y olvidado Barrio España: «Somos como un pueblecito dentro de Valladolid»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.