Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tenía razón Serrat cuando cantaba aquello de «a menudo los hijos se nos parecen...» Y no solo en la fisonomía, el gesto, la planta o el carácter, también en la manera en la que nos comportamos cuando nos sentamos a la mesa. Uno de los ... privilegios del camarero es poder observar a las personas en sus momentos más íntimos y cómo se relacionan cuando comen juntos puede contar mucho de una familia. Están los que entran sonrientes, saludan, charlan entre ellos, comen de todo, disfrutan. Y los que llegan contrariados, discuten, lloran, son quisquillosos, se quejan. Puede que a veces sean las mismas personas en momentos distintos, más vale mostrarse comprensivo que emitir un juicio rápido.
Dice mi hermana Arantza, camarera de raza acostumbrada a atender familias, que un comedor lleno de niños es un seguro de vida para un restaurante. En un momento en el que apenas se cocina en las casas y las abuelas ya no hacen croquetas, la mesa de los restaurantes a los que te lleven tus padres de crío serán el día de mañana el escenario de tus recuerdos. Imaginen la oportunidad de fidelización a largo plazo que eso supone, tirando de jerga marketiniana. Todos comparamos la ensaladilla rusa, el potaje o las albóndigas con las que comíamos de pequeños; si un establecimiento aspira a vivir durante décadas, tener clientes que guarden con los platos de su carta una relación proustiana es una ventaja valiosísima.
Hoy son niños que ríen, lloran, corretean y «no dejan de joder con la pelota», como cantaba Serrat. Quizá solo pidan el menú infantil o un plato para compartir –está claro que a corto plazo no son rentables– y puede que molesten un poco a las mesas vecinas –ahí debería notarse el saber estar de la familia–, pero mañana serán jóvenes que, la primera vez que decidan gastarse el dinero en cenar fuera, traerán a su pareja para presumir o convocarán una reunión de amigos. Incluso puede que un día acaben celebrando su boda, trayendo a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. El que desprecia a una clientela así, o es muy corto de miras o no alberga ninguna intención de que su negocio tenga una larga vida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.