Hay cocineros que además de demostrar su excelencia en los fogones son capaces de crear escuela. Buenos ejemplos son el ya desaparecido Santi Santamaría y actualmente Martín Berasategui. Añadan a esos dos nombres a los hermanos Roca. Y pluralizo aquí porque de El Celler de ... Can Roca no sólo han salido grandes cocineros. También magníficos sumilleres formados junto a Pitu Roca. Fiel a mi cita de todos los años con el Fórum Gastronomic (y con su concurso de steak tartar, que en esta ocasión ganó el asturiano Pepe Ron, del Bar Blanco de Cangas del Narcea) cené la semana pasada en El Celler. Ya les contaré la experiencia. Pero aunque cualquier visita a Gerona tiene como eje gastronómico esa casa, hay en la ciudad una amplia oferta de buenos restaurantes. Entre ellos varios en los que la influencia de los hermanos Roca es innegable. En uno, Normal, de manera directa ya que es de su propiedad. Bajo una aparente informalidad hay en este restaurante mucha cocina clásica, con fondos y salsas ligeros que refuerzan un producto de calidad. Al frente Elisabet Nolla, excelente cocinera formada, lógicamente, en El Celler. Oferta de categoría, desde la coliflor a la brasa con salsa bearnesa o los ravioli con salvia, alcachofa y trufa hasta la tortilla abierta de carabinero en homenaje al madrileño Sacha, arroz de pichón o el solomillo Wellington. Y además, una bodega de muchos quilates.

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Otra casa con innegable influencia de El Celler es Ditifet. Tras salir de allí, Adrián Edo y Julia Trota permanecieron en Gerona para abrir su propio negocio. El primero en la cocina, la segunda en la sala, han posicionado su restaurante en uno de los más interesantes entre la abundante oferta gastronómica de la capital gerundense. Adrián y Julia han huido de la alta cocina y de la creatividad para centrarse en una propuesta genuinamente tradicional, esa que da protagonismo a los fondos y a los guisos sabrosos, que no hace ascos a la casquería y que, según sus propias palabras, busca redescubrir sabores olvidados, siempre atenta a los productos de temporada. Todo en un ambiente informal (incluidas las mesas sin manteles) y con unos precios más que razonables para los tiempos que corren. Con platos como el brioche de manitas de cerdo con queso comté, las mollejas de ternera lechal con bearnesa o las crestas de gallo con colmenillas y chocolate logran que el comensal disfrute mucho.

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