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Es una de las tapas más populares en España. Y sin embargo, como ocurre con la otra gran protagonista de nuestras barras, la tortilla de patata, apenas hay dos iguales. Todo depende de las patatas y, sobre todo, de la salsa. Las primeras me gustan ... cuando quedan doradas y crujientes por fuera y muy tiernas por dentro. Pero las mayores diferencias están en la salsa. No nos servirán la misma en un bar de Barcelona o Valencia que en uno de Madrid. E incluso en la capital encontrarán distintas elaboraciones. El origen de estas patatas regadas con una salsa untuosa y picante (es evidente que si no pica no se puede llamar 'brava', algo que habría que explicarles a algunos cocineros) parece encontrarse en las tabernas madrileñas. Y desde no hace mucho tiempo, ya que empezó a elaborarse en los años de la posguerra.

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elcorreo Una de bravas