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La cerveza es aún mejor de lo que se suponía. Con moderación y cabeza, claro, que baja en graduación no implica que esté libre de alcohol, salvo que se trata de una 'cero, cero'. Una investigación libre de toda sospecha ha descubierto que los compuestos ... del lúpulo, las flores que se utilizan para dar sabor a la bebida, contienen elementos que podrían proteger a los consumidores de la enfermedad de alzhéimer. Es una buena noticia, aunque cada vez sean más los médicos que defienden que el consumo más saludable de alcohol es cero. Pero esa es otra historia. Hoy nos interesa la 'flor de la caña'.
El amargor característico de la cerveza se obtiene a través del lúpulo. Cuántas mayor cantidad de flores se utilice en el proceso de elaboración más intenso será su sabor. Lo explica American Chemical Society (Sociedad Química Americana, ACS), una organización sin fines de lucro autorizada para la investigación por el Congreso de los Estados Unidos. Vaya esto por delante, porque cuando se trata de ciencia para el aval de bebidas alcohólicas tiende a pensarse que sus conclusiones están mediatizadas por las inversiones de la industria. No es éste el caso. La ACS está considerada como líder mundial tanto en la investigación de la química como en la promoción de la excelencia en la educación científica.
En el último número de su revista –'ACS Chemical Neuroscience'–cuentan que estudios recientes han demostrado en placas de laboratorio la capacidad de determinadas sustancias extraídas de las flores del lúpulo para inhibir la formación de acúmulos de una proteína llamada beta amiloide. La aparición en el cerebro de placas de esta sustancia está considerado como uno de los indicadores de la que se considera la más popular de las enfermedades neurodegenerativas, junto con el párkinson.
Frente al alzhéimer, las estrategias preventivas han adquirido un gran protagonismo, quizás incluso mayor, que las terapéuticas. Lo explica la limitada capacidad de los tratamientos disponibles y las enormes dificultades existentes para una detección temprana de la enfermedad. Cuando los síntomas dejan verse, el mal lleva ya años de desarrollo. Es por eso que uno de los planteamientos donde se está realizando un mayor esfuerzo económico e investigador es en la búsqueda de los llamados alimentos nutracéuticos.
Con este 'palabro' se conoce a los productos que tienen algún valor medicinal o nutricional. Las flores del lúpulo llevan varios años investigándose por diferentes equipos del mundo por su capacidad para interferir en la acumulación de proteínas beta amiloides. El grupo estadounidense quiso ver hasta dónde esto era cierto. Los investigadores caracterizaron extractos de cuatro variedades de lúpulo. Según cuentan, encontraron que los extractos no sólo contenían propiedades antioxidantes, sino que evitaban que las proteínas beta amiloides se aglutinaran en las células nerviosas humanas. El mayor efecto se vio con el lúpulo 'Tennang', presente en muchos tipos de cervezas lager y ligeras.
Todo esto no significa, y esto debe quedar muy claro, que beber cerveza impida el desarrollo del alzhéimer. Lo que se ha visto es que determinados compuestos presentes en ella 'pueden' tener una acción beneficiosa para prevenir la enfermedad, que es muy diferente. Ningún médico la recomendaría para prevenir la demencia.
Un trabajo reciente del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) reveló que el consumo de una o dos cervezas al día (según se sea mujer o hombre) protege de enfermedades cardiovasculares. Sí, pero nutricionalmente, el beneficio del alcohol es cero; el riesgo de pasarse, alto y las consecuencias, fatales. Volveremos sobre ello antes de Navidad.
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