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A mí me pasa. Llego a casa después del trabajo y me cuesta un triunfo no picotear algo mientras preparo la cena. A veces, en función de la ansiedad que haya acumulado durante el día, casi podría darme por cenado cuando he terminado de cocinar. ¿ ... A usted también le ocurre? Pues un estudio realizado en Inglaterra y que acaba de publicarse en una revista especializada asegura que la tentación gallinácea que nos invade a esas horas puede superarse con tan solo imaginar que se ha comido más de lo que fue. ¡Fantástico, eh? Las conclusiones del trabajo me parecieron tan extraordinarias que llamé a un equipo de expertos para ver qué les parecía este trabajo. Nada, nuestro gozo en un pozo. Si quiere saber de verdad cómo vencer la tentación, siga leyendo.
«El picoteo es nuestra forma de calmar la ansiedad. Hay personas que recurren a él para apaciguarla, lo mismo que otras logran dominarla con alcohol o fumándose un cigarrillo», razona la psicóloga Begoña Charro, coordinadora del servicio de Trastornos de la Alimentación del grupo IMQ Amsa de psicólogos y psiquiatras. Su equipo está acostumbrado a trabajar con pacientes con muy serios problemas de anorexia y bulimia y, «desde luego» no puede estar más en desacuerdo con los resultados de la investigación británica. Para vencer el deseo y los impulsos no queridos hay otros mundos y están todos en éste.
Los investigadores ingleses, que han publicado su trabajo en la revista 'Appetite', sostienen que «tu mente puede ser más poderosa que tu estómago al dictar cuánto comes». Llegan a esta conclusión después de haber realizado un trabajo con 151 participantes que lograron ingerir 122 kilocalorías menos con sólo imaginar que habían hecho una comida más abundante de lo que había sido en realidad.
Cada vez que el diablo del apetito llamaba a su mente aplicaron lo que los científicos han llamado 'efecto de recuerdo de comida' y picotearon menos. En total, dos galletas menos. Sí, sí, no es broma. Esos 122 kilocalorías menos que ingirieron las consiguieron comiendo dos galletas menos. Y bueno, hubo más pruebas, que al final permitieron a los autores del trabajo llegar a la conclusión ya conocida.
Razonemos como lo hace Begoña Charro. Un paciente con anorexia que imaginara que ya ha comido no ya de más, sino suficiente, acabaría restringiéndose la alimentación. No le valdría. A una persona con bulimia o trastorno por atracones pensar en cantidades de comida ingentes le generaría, «en buena lógica» una mayor salivación. Y en consecuencia, un mayor deseo de comer. Luego tampoco vale.
Pensemos por último en un individuo que no padezca un trastorno alimentario.En usted y en mí, que también hay días en que nos invade ese apetito capaz de convertir un refrigerio en una cena mal hecha. Si el problema es la ansiedad, la necesidad de calmar el estrés a bocados, la solución no puede ser eso de pensar que se ha comido más. Hay que aprender a gestionar nuestras emociones y ritmo de vida.
¿Quiere pautas sobre cómo controlar de verdad el picoteo? Tome nota. La especialista Begoña Charro se lo cuenta.
1. Haga cinco comidas al día y no se salte ninguna. Que no sean cuantiosas, pero que contengan todo tipo de alimentos. Sepa por qué lo hace: por salud.
2. Siga las pautas de la dieta mediterránea y olvídese de todas las demás. Las modas solo son eso: modas que pasan. Ya lo sabe, cereales, fruta, vegetales y legumbres y pescado más que carne.
3. No se prohiba ningún alimento. Si come sano siempre, el fin de semana permítase un capricho.
4. Y si un día pica, no se culpabilice. Reflexione sobre lo sucedido y siga adelante con su plan. El principal objetivo de vivir de forma saludable es ser feliz.
Ya es fin de semana. Me parece que voy a darme un premio.
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