El mensaje de los epidemiólogos a las familias con menores de edad

El mensaje para las familias, ahora que estamos en fiestas, es el mismo. Las bebidas alcohólicas favorecen la aparición de múltiples enfermedades, cánceres incluidos, y destrozan el cerebro en formación de los más jóvenes. Igual, igual que la marihuana. La decisión última depende de cada uno; y en cada casa, de los padres o tutores. «No se trata de ser talibanes», advierte tajante el científico Iñaki Galán, del Grupo de Trabajo sobre Alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología. «La prohibición no resuelve nada. Lo que necesitamos – afirma el experto– es que la gente esté formada, que sepa qué consume y las consecuencias que eso tiene. En Navidad y el resto del año».

Los epidemiólogos de España pusieron en marcha el pasado noviembre una campaña, aún vigente, para concienciar a la sociedad sobre la necesidad de regular la venta y consumo de bebidas alcohólicas. Lo que quieren no es cambiarlo todo de la noche a la mañana, sino que comiencen a adoptarse «al menos» algunas medidas que ayuden a la población a saber exactamente qué se está metiendo al cuerpo. Qué hay en concreto en cada copa de vino, combinado o espirituoso que nos tomamos. No será fácil y lo saben. Hubo una ministra que intentó hacerlo y acabó dimitiendo. ¿Se acuerdan de Elena Salgado? La industria del alcohol pesa mucho.

Las bebidas alcohólicas son el único producto del supermercado que carece de una etiqueta con información nutricional y descripción de ingredientes. La Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea llevan años trabajando por conseguirlo. El objetivo es que el consumidor sepa qué consume. «Un vino o una cerveza contienen 120 kilocalorías. Es una cantidad importante, la misma que un pequeño trozo de tarta o una hamburguesa», precisa Galán.

Los epidemiólogos también quieren que vino y licores luzcan en sus etiquetas advertencias sanitarias del estilo de las que llevan las cajetillas de tabaco, aunque sin llegar a esos extremos. Su propuesta consiste en que se siga el ejemplo francés. El país galo ya ha comenzado a informar a los usuarios de que el consumo de alcohol está completamente desaconsejado para embarazadas y menores. Los daños al feto y al cerebro de los chavales, un órgano en permanente desarrollo hasta los 24 años, pueden resultar devastadores.

Hay un tercer aspecto que les preocupa, y que no se trata de una cuestión menor. Los niveles de riesgo. La industria se ha ocupado durante décadas de trasladar el mensaje de que un consumo 'moderado' o 'responsable' es suficiente. Pero lo cierto es que nadie sabe qué significa un consumo de bajo riesgo. El riesgo cero se sitúa en ningún consumo. Quizás pueda discutirse si uno o dos vinos al día y con las comidas resultan cardiosaludables, pero a partir de ahí, los problemas se multiplican.

Llegan las navidades, tiempo de excesos, especialmente en la mesa. Si va a beber, hágalo con moderación y no contribuya a normalizar entre sus hijos el consumo de alcohol como algo necesario para socializar y divertirse. El ejemplo es la mejor educación. Lo dicen los expertos.

¡Feliz Navidad!