Croasán sí, pero mejor pan

Si imagino uno de los desayunos más golosos que pueden hacerse es muy posible que en él haya un cruasán. Recién hecho, esponjoso, calentito... ¿Le tienta? ¡Pues aleje de usted ese cáliz! Siento tener que decir esto a las puertas del día del croasán, que se celebra el próximo jueves día 30, pero mi obligación como periodista de la salud en este rincón de la nutrición es informar de lo que hay. ¡Claro que a mí también me gustan! Están deliciosos, pero saludables...

Bueno, tampoco hay que ponerse tan drástico. «La pastelería está llena de tentaciones menos sanas y las estanterías del supermercado, mucho más». Lo dice la nutricionista Miren Salazar, de la clínica Piniés. Según cuenta la especialista, asesora habitual de Jantour, una vez a la semana para desayunar tampoco puede decirse que sea un 'pecado' tan grande para nuestra salud. Aunque eso sí, si lo comete, piense que con él ha cubierto el cupo de caprichines del fin de semana. Ah, y muy importante, elija bien.

No es lo mismo, como cuenta Miren Salazar, un croasán de los que elabora su vecino el panadero que uno del supermercado. Mucho menos, si es de esos que se venden a granel, envasados ni se sabe cuándo, y preparados para acompañar, si se quiere, el desayuno de mañana o el de la próxima Nochevieja. Esos, no lo dude, son ultraprocesados, puro veneno.

Si además usted es de los que se cuida, intenta hacer una vida medianamente saludable, come con cabeza y practica ejercicio ¡qué demonios va a hacerle daño un croasán en el desayuno del sábado o el domingo!. A ver, antes de continuar... Ha leído bien. O, pone o; no y. Eso significa que hay que elegir: un día u otro. Lo contrario es hacerse trampas jugando al solitario.

¡Que es mejor sustituir el croasán por un poco de pan? Pues sí. Lo ideal es incluir algo de pan en el desayuno, que puede ir acompañado de un poco de aceite de oliva y jamón. Si encima le estampa algo de aguacate, por ejemplo, con un café con leche habrá completado un desayuno estupendo: cereales, leche, fruta y algo de proteína. Ésa es la norma que deberíamos seguir a diario. Lo del croasán es la excepción, el premio. Así que, tome nota, segundo consejo: aunque el día del invento es el próximo jueves, deje la fiesta para el fin de semana. O si no, el fin de semana vuelva a lo del pan y todo eso. Dos días también es trampa.

También es importante saber elegir qué bollo se compra. Lo ideal es adquirir uno limpio, que no contenga relleno de chocolate, natas o gaitas parecidas. Solo aportan calorías vacías. Un postre elaborado a base de harina, en algunos casos integral, mantequilla, azúcar, agua y sal, «con moderación y dentro de un esquema de vida saludable, no tiene por qué ser malo. En un esquema así, un croasán a la semana a nadie le llevará a tener sobrepeso ni obesidad», detalla la experta.

Una alternativa para acallar la conciencia consiste en comprar una medialuna, como la llaman los argentinos, de tamaño pequeño. Aunque es posible que si escoge uno mini, la tentación por un segundo le pueda... Si usted es capaz, es una solución. «Lo importante es tener conciencia de lo que se está haciendo y elegir entre los premios. No vale darse todos». Ya saben: hay que cuidarse, pero la vida es para vivirla. Léalo al revés, si lo prefiere.

Por cierto, cuentan, aunque hay otras teorías, que en el año 1683 el imperio otomano estaba por conquistar Europa. A las puertas de Viena, los panaderos los descubrieron y dieron la voz de alerta. Lograron así frenar el avance del ejército invasor. Para celebrarlo, inventaron el croasán, con forma de media luna. «Nos comemos al invasor y disfrutamos de ello», se decían. El producto resultó ser un éxito, Francia lo rebautizó como 'croissant' y el mundo, mmm..., lo hizo suyo. Feliz desayuno de domingo, feliz semana.

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