
Molinillos Elma: aroma a viejo café
Historias de tripasais ·
Inventados en Mondragón y fabricados actualmente en Legutio, son uno de los objetos de colección que más pasiones despiertanHistorias de tripasais ·
Inventados en Mondragón y fabricados actualmente en Legutio, son uno de los objetos de colección que más pasiones despiertanAna Vega Pérez de Arlucea
Sábado, 22 de diciembre 2018, 00:18
Apuesto un ojo de la cara a que si no conservan ustedes uno, al menos lo han tenido alguna vez entre sus manos. Hablamos del molinillo de café Elma, un utensilio de cocina tan popular en los hogares vascos del siglo XX que resulta casi imposible encontrar a alguien que no lo conozca o haya poseído uno. Mecánico, a manivela y por tanto completamente analógico, el molinillo Elma vivió a partir de los 80 un lento declive debido a la aparición de artefactos eléctricos para la misma función o al uso masivo de café ya molido.
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Y ahora llegan los lamentos, porque el viejo utensilio se ha convertido en objeto de deseo para los amantes del vintage y de la vida reposada. Los «uy, pero si de pequeños teníamos uno igual en casa» se vuelven incredulidad cuando en ferias y desembalajes se lee la etiqueta con el precio de los Elma. Gracias a su honrada y larga vida de trabajo, es difícil dar con un molinillo antiguo que esté en buen estado y los que siguen luciendo sus colores originales, sin abollones ni desconchados, cuestan más de lo que los profanos pueden llegar a creer.
La renovada pasión por este pequeño aparato (aunque sea sólo para lucirlo en un aparador) ha hecho que vuelvan a ser uno de los productos estrella de su fabricante. Oh sí, ahora los pueden adquirir ustedes nuevos, coloridos, brillantes e incluso online. La marca Elma, ahora parte de Udom S.L. y con sede en el pueblo alavés de Legutio, sigue fabricando electrodomésticos y utensilios de cocina casi 100 años después de su nacimiento. Fue en 1923 cuando unos cuantos ex-trabajadores de la Unión Cerrajera de Mondragón decidieron montar una nueva empresa en el mismo municipio guipuzcoano. «La Cerrajera Moderna ELMA S.A.» se dedicaría a la fabricación de elementos metálicos de uso doméstico como herrajes, bisagras, candados, máquinas heladoras, picadoras de carne, sacacorchos, abrelatas, balanzas, ralladores y demás familia.
En diciembre de 1926 Elma pediría la patente de introducción de «un molinillo con caja para moler cafés y otros productos». Primero de madera y luego de chapa esmaltada, los molinillo de manivela tendrían tanto éxito que pocos años después surgiría una marca de imitación llamada Etna. Aquel utensilio maravilloso molía fácilmente café, achicoria y especias y a partir de los 40 se convertiría en uno de los básicos de cualquier cocina, ya fuera en el País vasco o en España entera.
A raíz de una crisis en los años 70 la sociedad Elma original pasó por diferentes manos y fases hasta que la marca (y con ella el famoso molinillo) aterrizó en su destino actual donde no sólo han rescatado el icónico molinillo de metal sino —ojo, ávidos nostálgicos— también los de volante y cerámica. Ahora ya no hay excusa para decir que el café no sabe como el de antes.
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