Borrar
El palacio ducal domina la gran plaza de Lerma.
Las uvas burgalesas del Arlanza

Las uvas burgalesas del Arlanza

La comarca alberga viejas bodegas, castillos, templos singulares, aldeas con encanto y el vino de una joven Denominación de Origen

Lunes, 11 de noviembre 2019, 16:54

El río Arlanza nace en la sierra de Neila, cerca de Quintanar de la Sierra, en la provincia de Burgos y... Y según las lecciones de geografía de antes, muere dando más vida al Pisuerga, ese que pasa por Valladolid y que luego muere a su vez para dar más vida al Duero... En fin, basta de lecciones. Lo interesante aquí es saber que el Arlanza y el Duero están conectados no solo porque sus aguas confluyen, sino también por otra historia, que va de líquido pero de líquidos bien distintos: el vino. La denominación de origen de Ribera del Duero es más famosa y más extensa, pero no hay que ignorar a la de Arlanza. Aunque nace como tal hace poco más de una década, la tradición vitivinícola se remonta al siglo X y hay referencias de viñedos ya en época romana.

Es una DO más limitada que la del Duero, desde luego, pero aun así por las riberas burgalesas y palentinas del Arlanza se suceden los pueblos con historia, y en ellos los puentes, las iglesias y los cascos amurallados, por no hablar de una naturaleza que en muchos puntos no muestra ni una sola señal de que el ser humano haya construido nada por allí. Así que la ruta del vino de Arlanza bien merece que se le preste atención; y lo mejor es hacerlo concretando bien para que dé tiempo a hacerse una buena idea de lo que se cuece por aquí.

Un primer contacto con este vino puede hacerse en la provincia de Burgos, pues aquí se empezaron a poner las piedras de la Denominación a mediados de los 90. Más allá de los puntos más conocidos como son Santo Domingo de Silos, Covarrubias y Lerma, la confluencia del vino y de la Historia pasa por cuatro lugares. Uno es la Bodega Monte Amán, en Castrillo Solarana (al ladito de Lerma).

El padre de los actuales gestores se empeñó en recuperar el cuidado de las vides –que el éxodo de mediados del siglo XX había dejado abandonado– en 1985 y así nació Monte Amán, y no solo, pues él fue uno de los primeros en trabajar para hacer resurgir la Comarca Vitivinícola de Ribera del Arlanza. La bodega puede ahora conocerse a través de sus vinos, pero también con una visita sencilla (6 euros) o con una visita más cata con maridaje con productos de la tierra (12) e incluso quedándose a comer.

La iglesia de Castrillo de Solarana se alza sobre las bodegas.

Lo que hay que hacer además es darse una vuelta por un pueblo bajo el que abundan las bodegas privadas, las de toda la vida. Un paseo por ese barrio de bodegas llevará, sin duda, a que algún lugareño realice la invitación a ver la suya, que están muy orgullosos de su legado, y hasta a probar alguno de los que elabora su familia.

El puente de los 22 ojos

Para visitar otra empresa abierta al enoturismo hay que poner rumbo a Mahamud; se pasa Lerma, se cruza el Arlanza y se hace una primera parada en Tordómar, un lugar de nombre curioso que tiene un puente que más que curioso es interesante. Sus 22 ojos parecen, a simple vista, antiguos pero no tanto... y sin embargo las bases son de época romana, pues fue construido por orden de Trajano.

Un paseíto por este antiguo nudo de comunicaciones descubrirá alguna vieja iglesia, por toda la zona estos edificios son impresionantes. Y en Mahamud, más si cabe. La de San Miguel es una iglesia distinta en función de la cara que se mire: es lo que tiene haber empezado a ser construida en el siglo XIII y terminada 500 años más tarde. Altísima, decoradísima en algunos puntos y en otros una fortaleza, por uno de sus lados se abre a la Plaza Mayor y a ese rollo jurisdiccional que es una obra de arte.

En este pueblo, de nuevo, hay que probar los vinos; aquí solo se hacen Reservas, los de Buezo. El eslogan de esta bodega es que elaboran «un vino único, un vino con 'b' de Buezo». De Arlanza, claro, aunque en vez de trabajar solo con la uva Tempranillo que es el 95% de los viñedos de la denominación, se atreva con la Merlot, la Cabernet Sauvignon y la Petit Verdot.

Recomendaciones

  1. Bodega Monte Amán

Lo bueno de esta visita es que puede acabar con un menú de lechazo (35 euros) que incluye como entrantes bombón de foie y ravioli de morcilla, el cordero asado con ensalada de lechuga y cebolla y, de postre, las torrijas, helado valenciano y café.

Dirección Ctra. Sto. Domingo de Silos, s/n (Castrillo Solarana). Teléfono 947173304. Web www.monteaman.com.

  1. Bodega Buezo

Esta bodega presume de la arquitectura vanguardista, de vinos que suman al típico Tempranillo variedades distintas y de guarda y del restaurante que trabaja producto temporada y cuenta con su invernadero. Todo bajo reserva. 30/60 €.

Dirección Paraje Valdeazadón, s/n. (Mahamud). Teléfonos 947616899/607373471. Web www.buezo.com.

  1. Casa Brigante

Brigante es famoso como restaurante y como casa rural . Su especialidad es el plato típico: el lechazo asado en horno de leña, acompañado de la correspondiente ensalada verde. Sin olvidar la morcilla, el chorizo, las mollejas de lechazo y los patés caseros.

Dirección Plaza Mayor (Lerma). Teléfono 947170594. Web www.casabrigante.com.

  1. Del trueque al Perendengue

Los soportales de la plaza acogen restaurantes y tiendas en las que se puede encontrar de todo para comer y beber. Para hacer acopio de morcillas y otros embutidos, vinos y cervezas artesanas, postres de todo tipo, hay que pasarse por aquí y entablar conversación.

Dirección Plaza Mayor, 6 (Lerma). Teléfono 947172860.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Las uvas burgalesas del Arlanza