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Un mayorista de pescado de la plaza de La Esperanza exhibe su género. ROBERTO RUIZ
Por los mercados de Santander

Por los mercados de Santander

Tradición y calidad se combinan en una ruta que recorre los establecimientos de venta directa, en los que es posible degustar el género

iratxe lópez

Viernes, 18 de octubre 2019, 17:41

Hoy nos vamos de mercados, concretamente a los de Santander. Toca ruta, pero gastronómica. Visual para poder admirar los tesoros expuestos en los mostradores. Gustativa porque la idea es probarlos, encontrar los que nos alegren el día. Consumista, ya que de poco sirve admirar exquisiteces si uno no se lleva alguna a casa. Como buen puerto marino , destacan los productos de mar, pescados y mariscos frescos del Cantábrico. Pero hay mucho más que llevarse a la boca. Rabas –dicen que son el plato estrella–, quesucos de la tierra, carne de ternera… La primera parada es el mercado de La Esperanza. Es el más típico y aseguran que uno de los más grandes de Cantabria. Podrás encontrarlo detrás del Ayuntamiento, dentro de un edificio modernista diseñado por los arquitectos Reynals y Moya. Piedra, hierro y vidrio dan forma a esta curiosa estructura que abrió sus puertas en 1904.

El olor a comida anuncia desde que cruzas su frontera dónde te encuentras, especialmente en la planta baja dedicada a la pescadería. Allí la variedad es casi infinita. Las piezas parecen observar a los visitantes con esos ojos entre burlón y tristones que tienen cuando han pasado de pez a pescado. Arriba te toparás con carnicerías, puestos de verduras y fruta, ingredientes esenciales en la cocina que aportan colorido a este lugar. Puedes adquirir allí algún capricho o hacerlo justo al lado, en la plaza de La Esperanza, los martes, viernes y sábados de 9.00 a 14.00 horas. Durante esas jornadas encontrarás productos agropecuarios. Lunes, miércoles y jueves, a idéntica hora, ofertan los de confección y calzado, por si eres más de gustos textiles.

Un destino turístico

Segunda elección, Mercado del Este. Ubicado en el centro de Santander, entre la plaza Porticada y la plaza Pombo, fue diseñado por Antonio Zabaleta y se construyó en 1842. Aquí se impuso por primera vez en España el concepto de galería comercial, por eso dispone de pasillos interiores que albergan locales comerciales. Hoy día es el más turístico. Encontrarás puestos hosteleros, tiendas especializadas y una sala de exposiciones aunque, la verdad, tampoco está excesivamente aprovechado. Busca de todas formas, siempre puedes toparte con algo curioso.

Tercer destino, Mercado de México. Cambio de ubicación y de registro hasta la plaza de idéntico nombre. Abierto desde 1985, el inmueble proporciona 2.250 metros cuadrados de productos repartidos en unos treinta y dos puestos. Igual que el de La Esperanza, acoge un mercadillo abierto de 9.00 a 14.00 horas. Lunes, miércoles y jueves para productos agropecuarios. Los martes y viernes se dedican a confección y calzado.

Terrazas en la calle Vargas y plaza del Rey. ROBERTO RUIZ

De picoteo

Dejamos atrás estas infraestructuras y nos proponemos recordar las mejores zonas donde colmar el estómago. Son siete, variadas según los gustos. Si hay tiempo conviene visitarlas todas para darse una idea global de la oferta gastronómica santanderina. Empieza por la de Castilla-Hermida y el Barrio Pesquero, con bares que el tiempo parece haber detenido, tremendamente peculiar y donde pedir sin duda productos del Cantábrico y arroces. La parte que engloba Vargas, San Fernando y Burgos, repleta de bodegas y restaurantes variopintos. La de Calderón de la Barca, perfecta para el picoteo o para pedirse un menú. La zona de la plaza Porticada y Pombo, donde reinan ambiente y tapeo. La del Cañadío y Puertochico, con multitud de locales hosteleros en los que sentarte a una buena mesa. El Sardinero, que agradece comida y visitas. Y la Maruca, San Román y Cueto, perfectos para encargar un buen pescado y mucho marisco. ¡Tú eliges!

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