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¿Qué sabemos de Murcia por estos lares? Poca cosa. Que a veces sale en las noticias, eso seguro. Que suele ser por algún suceso –tiene su leyenda negra– o por las consecuencias de algún fenómeno meteorológico o por cositas de política. A todo eso, sin embargo, le ha ganado siempre otra idea que está más o menos bien implantada en la cabeza de casi todos, aunque nos cueste desarrollarla: la de la huerta murciana como un paraíso del que se nutren nuestras neveras y las de media Europa. La huerta de Europa, le dicen, y eso es decir mucho. A eso hay que unirle el mar y los productos que concede.
Y con todo ello se llega, era inevitable, a ser Capital Española de la Gastronomía 2020. Como no podía ser de otra de manera, la capitalidad se celebra con un eslogan que hace referencia a la capacidad de esa tierra para cultivar y dar fruto. 'La huerta de los 1.001 sabores' es el lema de un año en el que Murcia espera convertirse más que nunca en referencia de turismo gastronómico. La agenda de actividades se pueden localizar en la web capitalespanoladelagastronomia.es
Platos con los que convencer a los comensales tiene muchos. Aquí van algunos: zarangollo murciano –revuelto de calabacín, cebolla y huevo con aceite–, cordero a la murciana, pastel de carne (relleno de, atención, ternera, chorizo, huevo y especias la mayor parte de las veces, aunque hay quien cambia la carne de ternera por los sesos), michirones o, lo que es lo mismo, habas secas con pimentón, panceta, hueso de jamón, chorizo y un toque picante, ensalada murciana –que tiene más que la hortaliza, pues el tomate pelado se acompaña de huevos duros, cebolla tierna, olivas y atún–, parrillada de verduras, caldero o arroz cocinado en un caldo hecho con pescado de roca y ñoras –la costumbre es servir por un lado el arroz y por otro el pescado–, migas que en Murcia pueden llevar embutidos, sardinas de bota, ajos tiernos, granadas y uvas…
De postre también hay para elegir, pero nadie debería olvidarse del paparajote, que es una hoja de limonero rebozada en una masa de harina, huevo, leche y ralladura de limón, como un buñuelo espolvoreado con canela y azúcar; la hoja da sabor, pero no se come, y se suele tener un vasito de vino dulce bien a mano. Y el café puede ser uno especial, como ese asiático al que le echan leche condensada, brandi, Licor 43, canela y corteza de limón. Que no se olviden los vinos, como los de Bullas, Jumilla y Yecla, todos ellos con su propia de Denominación de Origen, como los quesos, con otras dos sellos protectores del label.
Para conocer todos estos sabores, y muchos otros de esta enorme huerta junto al Mediterráneo, se organizarán eventos durante todo el año, pero si uno es un simple turista con ganas de comerse Murcia, puede hacer los recorridos que haría incluso sin capitalidad gastro… y descubrirá tascas, terrazas y restaurantes con buena oferta por los rincones.
La visita puede comenzar por la catedral de Santa María, que como tardó cuatro siglos en ser construida por completo es un buen mosaico de estilos. Se puede subir a la torre para mirar alrededor y comprobar así que este es el corazón de la ciudad vieja, y que en su plaza están concentrados otros edificios emblemáticos como el palacio episcopal y el edificio Moneo, que en los soportales bulle la vida y que se multiplican los bares.
La ciudad fue fundada en el 831 por Abd-Al-Rahman II y durante época árabe fue tan importante que se decidió proteger este enclave con una muralla de 15 metros de altura y 95 torres de la que aun quedan restos visibles. Para repasar esta historia, y otras, lo mejor es meterse en el convento de las Claras, que es museo de arte y arqueología.
Pasear por las calles Trapería y Platería y por Alfonso X el Sabio es ya convertirse casi en ciudadano de la nueva capital gastronómica de España, pues son dos de las más populares. Tascas y terrazas para comer y beber como uno más tampoco faltan.
Recomendaciones
Más de 30 años llevan ya los del Salzillo dedicándose, como se dice, al arte del buen yantar, gracias a platos como la alcachofa rellena de taquitos de jamón y gamba con aroma de vinagre de Jerez, las albóndigas de mero y sepia, la paletilla de cabrito asada...
Dónde Cánovas del Castillo, 28. Teléfonos 968220194. Web restaurantesalzillo.com.
Desde fuera ya se ve que la tradición manda, con esa estética clásica de la región. Dentro presumen de la auténtica gastronomía murciana: parrillada de verduras, el típico arroz con conejo y caracoles, pulpo al horno o tapas, que son un arte.
Dirección Plaza San Juan, 7. Teléfono 968220675. Web www.laparranda.es.
Desde 1955 entre fogones, en su bodega hay unas 250 referencias de vino. Y en la mesa, tosta de gambas con ajo tostado, berenjena a la crema con bechamel, lomo de lubina con salsa de caldero.... Ofrecen menús cerrados, como el de degustación murciano por 58 €.
Dirección Obispo Dávila, 13. Teléfono 968271522. Web www.elchurra.net.
Este establecimiento es mucho más que un clásico: se remonta a 1828. Y tiene dulces, los que se quieran, y creaciones en chocolate, pero también se pueden comprar aquí platos salados como el famoso pastel de carne murciano.
Dirección Plaza de las Flores, 8. Teléfono 968212083.
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