Corbatas, pintxos y agua en Unquera

Acercarse hasta Unquera sin pasar por su obrador o la Cafetería Pindal 2 (Cruce de Pechón, 5) sería un error; chuparse los dedos habiendo catado sus productos, un regalo. La tentación no solo es rubia, con los años han ampliado la oferta, que hace dudar a todo tipo de golosos. Puedes relamerte con las tradicionales, casi áureas, o innovar si eliges las recubiertas por chocolate negro, chocolate con leche o chocolate blanco.

«La receta se ha mantenido de generación en generación. Hoy en día, en Unquera hay muchas familias que siguen viviendo de esto», cuenta Roiz para que entendamos la importancia del dulce en la zona. Típico y perseguido, se elabora con mantequilla e ingredientes tradicionales como harina de trigo, claras de huevo y azúcar. Después, una fina capa de azúcar glaseada pone techo a esta glamurosa delicia salpicada por pedacitos de almendra.

El caso es que nos hemos distraído (imposible resistirse al manjar, disculpen), porque en realidad este reportaje nace con la idea de aprovechar la Ruta del Pincho organizada hasta el 31 de marzo en la localidad cántabra. Como Manuel era el encargado de detallárnosla, una cosa llevó a otra y nos enredamos por los vericuetos del pastel con nombre de complemento textil. Recuperada la dirección correcta, lo esencial es saber que programan la cita todos los viernes. Que por 3,50 euros tomas el bocadito preparado por cada local –a elegir entre dos– más bebida. Y que entras en el sorteo de 300 euros canjeables en vales (no es lo importante, pero si toca, mal no va a ir).

Detallamos el listado de establecimientos, no vaya a desviarse el tema de nuevo: Bar Deva, Casa Samuel, Pindal, Taberna Musta, Los Toneles Asturcántabros, Restaurante Riomar, Restaurante La Asturiana y Pizzería Bras. «Las propuestas son distintas cada día, no se repite pincho. Algún ejemplo de los preparados ya… arroz meloso con asado de cerdo, timbal de calabacín y bacalao, cerdo confitado con pimientos, bacalao al horno con pisto o pastel de cabracho y langostinos», especifica Roiz.

Tras la degustación, quienes aún tengan fondo para sentarse a la mesa pueden decidirse por el restaurante Los Toneles Asturcántabros (www.restaurantelostoneles.com). Prometen «tradición, historia y producto de la tierra con el punto justo de modernidad y vanguardia para que cada plato sea una experiencia única». Si eres conservador en esto de la alimentación y abogas por lo típico, pide fabada asturiana, mimada a fuego lento con chorizo del Alto Aller y panceta ibérica, o cocido montañés. Tranquilidad a vegetarianos y veganos, también han pensado en ellos.

Cuando llegues al destino, recuerda que por esas tierras pasaba la antigua ruta costera del Camino hacia Santiago y que, en 1517, los ojos del emperador Carlos V contemplaron estos paisajes durante su primer viaje por España. Recomendable, para quemar hidratos, una experiencia en canoa por el Deva. Este río y el Nansa flanquean Val de San Vicente. Esculpen en su desembocadura las preciosas rías de Tina Mayor y Tina Menor, donde aguardan la aldea de Pechón y uno de los encinares mejor conservados de Cantabria.

Desde 1970, el último fin de semana de agosto o el primero de septiembre, se celebra el Descenso Internacional del río Deva, Fiesta de Interés Turístico Regional. El caudal cristalino nace en Fuente Dé, pasa por Potes y atraviesa el desfiladero de la Hermida hasta unirse en Panes con el río Cares. Como la fecha pilla lejos, puedes emular (o casi) la hazaña ahora. Tardarás unas tres horas y media, aunque siempre puedes apuntarte a completar solo la mitad del recorrido (www.canoeaventuratrophy.com).

Y una última sugerencia de nuestro guía durante estas líneas: «acercarse a la torre-fortaleza de Los Estrada». Suma recinto amurallado, torre defensiva y capilla. Dicen los entendidos que la original podría proceder del siglo VIII, aunque fue reconstruida en el XII. Fíjate en los escudos de los linajes de Ceballos y Estrada de la capilla. Están allí desde el siglo XIII, ahí es nada.