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Miércoles, 24 de noviembre 2021, 12:53
Las galletas constituyen el principal aporte nutricional de la merienda de muchos niños. No es raro si consideramos que con ellas los padres se ahorran el esfuerzo de preparar el tradicional bocadillo y los pequeños las consumen felices, ignorantes unos y otros de los riesgos ... asociados cuando están presentes de forma habitual en la dieta. La Organización de Consumidores y Usuarios advierte que ocho de cada diez galletas infantiles no son saludables y recomienda sustituirlas por bocadillos de pan integral con aceite y tomate o queso, además de frutas o frutos secos. Incluso un trozo de pan integral con chocolate negro resulta más sano.
La OCU, en el marco del Proyecto Alimentación saludable para el pequeño consumidor, advierte que 253 de las 305 galletas infantiles seleccionadas tienen una valoración D o E en Nutriscore, la más baja posible. Solo 15 galletas tienen una valoración A o una B y se trata normalmente de las tradicionales galletas tipo María sin azúcares añadidos, pero con edulcorantes, que suelen ser las menos apetecibles para los niños.
Es precisamente el azúcar, en este caso su exceso, el aspecto que más lastra su valoración nutricional. OCU advierte que, de media, uno de cada tres gramos de este tipo de galletas son directamente azúcar. Y las que lo excluyen lo suelen sustituir por polialcoholes, un tipo de edulcorantes cuyo consumo puede tener efectos laxantes, más en niños si cabe por su bajo peso corporal. Pero es que el resto de los ingredientes no son mejores: grasas saturadas, que pueden sumar otro tercio del peso, harinas refinadas, aromas y todo tipo de aditivos. La poca fibra que tienen (un 3%) suele ser añadida, lo mismo que los posibles minerales y vitaminas, innecesarios si se sigue una dieta variada y equilibrada.
En definitiva, el consumo de galletas debe ser ocasional y en pequeña cantidad, incluso de las que tienen una valoración nutricional A o B, puesto que se trata de productos ultraprocesados con una amplia variedad de aditivos. Lo ideal es sustituirlas por pan integral con aceite de oliva, queso, crema untable vegetal o tomate. Incluso un trozo de pan integral con un par de onzas de chocolate negro (mínimo 70% de cacao) resulta más sano. La fruta y los frutos secos naturales, sin freír ni salar, también podrían estar presentes.
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